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En el momento en que sintió los primeros rastros de celo aparecer en su cuerpo, se preguntó si es que su omega había decidido joderlo desde el regreso de Seokjin.

Taehyung suspiró, encogiéndose en la cama y acurrucándose con las mantas, cerrando sus ojos y apretándolos con fuerza ante el nuevo calambre en su vientre. Horas atrás Jin le había avisado que ya iba a tomar el avión para viajar y, al despertar de su siesta, sintió el inicio del celo.

Había planificado ir a buscarlo al aeropuerto con los cachorros ya que, según lo conversado, iba a llegar a las nueve y media de la noche. Sin embargo, considerando cómo estaba la situación, al parecer, iban a tener que ir los niños solos.

Yeji estaba a un lado de la cama, en el suelo, jugando con su set de salón de té que seokjin le regaló en su cumpleaños. Estaba rodeada de sus peluches favoritos y del gatito Hope, que los últimos meses había crecido a un tamaño más mediano. Yeji fingía que Hope podía beber té también, a pesar de que el gatito parecía realmente desconcertado.

-¿Quieres quedarte con papá unos días? -le murmuró Tae en un suspiro algo adolorido.

-¡Sí! afirmó la pequeña con entusiasmo-. ¿Nanos igual? -preguntó con curiosidad.

-Mmm... Quizás Jimin y Jeongguk van a querer- Tae estiró su mano para acariciarle los cabellos a la niña, que se rió-, Yoongi de seguro no.

-Uuuum-no parecía satisfecha con la última parte, pero al final, sólo asintió con la cabeza.

Sus hijos no tardaron el aparecer media hora después ya que habían terminado la jornada escolar del día. Yoongi fue el primero en aparecer en el cuarto, yendo a sentarse al borde de la cama y soltando, de inmediato, sus feromonas alfas.

-¿Celo, mamá? -preguntó el alfa.

-Sí-volvió a suspirar Taehyung al sentir el aroma cítrico de su hijo mayor,- ¿cómo estuvo hoy el colegio?

Yoongi comenzó a platicarle lo que habían hecho y poco después aparecieron Jimin y Jeongguk, que se echaron a un lado suyo para conversarle como estaba haciendo el alfa. Incluso subieron a Yeji a la cama, que se acurrucó en los brazos de Tae.

-Así que Jackson quiere conocer mejor a papá -terminó diciendo Jeongguk con entusiasmo-. ¿Crees que pedirá mi mano en matrimonio?

Mientras Jimin rodaba los ojos ante la pregunta, Yoongi se atragantó con su saliva y Taehyung soltó una risa ronca.

-¡Claro que no! -dijo Yoongi con enojo-. Además, ¡todavía no acepto yo a Jackson! Si quiere algo serio contigo, debe pedir permiso a mí, ¡a nadie más! -Tae se aclaró la garganta -. ¡A mí y a mamá, a nadie más! -corrigió.

Imitando a su hermano mayor, Jeongguk también rodó los ojos en lo que soltaba un bufido. Eso, por supuesto, indignó más a Yoongi, que comenzó a rabiar como si fuera un niño pequeño.

-No puedo acompañarlos a buscar a su padre -les dijo una hora más tarde, mientras cenaban en su cama-, sí quieren, pueden ir solos.

Yoongi no dijo nada y sólo puso una cara de hastío, sin hacer comentario alguno. Taehyung, como ya se había acostumbrado, no le llamó la atención ni trató de hacerlo cambiar de opinión, pues al fin y al cabo, las emociones de su hijo mayor eran válidas y estaba aprendiendo a gestionarlas. En las últimas sesiones con el psicólogo, Tae se encontraba soltando de a poco esa constante necesidad de estar sobre sus hijos en todo momento, de culparse por lo que hacían o no hacían, de creer que sus hijos eran así por cómo los crio él. Evidentemente, aquello influenciaba en ellos, pero al final Charles tenía razón con lo que le había dicho en la última sesión: sus cachorros eran personas apartes a él, con sus propias ideas, sueños y características, y por lo mismo, sus propias personalidades.

FOUR SEASONSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora