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Advertencias: drama y angst.

Taehyung tardó unos segundos en procesar lo que su hijo le había dicho, antes de abrir los ojos gracias a la sorpresa.

Ghislaine. Embarazada. Oh, Dios.

La impresión fue incluso peor que si yoongi se hubiera enterado de que su padre estaba allí en Nueva York. Ni
siquiera sabía cómo tomarse esa noticia, porque no tenía forma alguna de prepararse o anticiparse. ¿Qué debía
hacer en un caso así?

Miró a su hijo detenidamente, comprendiendo ahora por qué esos últimos días había estado distanciado de ellos.

-Cuéntame qué pasó -pidió con calma.

Yoongi procedió a relatar todo desde el inicio, es decir, desde la fiesta de cumpleaños hasta su pelea con
Ghislaine por querer abortar.

-Sólo lo sabe Jimin-añadió en voz baja.

Tae lo escuchó con atención y sin interrumpirle. Tenía muchas cosas que decir al respecto, pero intentó poner un poco de orden en su cabeza.

El primer impulso era regañarlo, era claro, pero el omega no se sentía con fuerzas para eso en aquel momento.
Sabía que el regaño sólo serviría para hacer sentir peor a Yoongi, que parecía a punto de llorar frente a él. Así que
sólo lo abrazó, soltando su aroma materno, y quizás eso fue suficiente para que su hijo se quebrara y rompiera en lágrimas.

-Ya, está bien, cachorrito-le susurró, cariñoso-, no estoy enfadado, ¿vale? No estoy enojado.

-No... no quería de-decepcionarte -sollozó.

-No, ¿qué dices? -Tae le acarició el cabello-. Tampoco estoy decepcionado. Tal vez un poco triste, pero no decepcionado.

-Mamá...

Yoongi sólo lloró otro momento, con Tae consolándolo a pesar de que ya fuera tarde y estuviera cansado. Él
sabía que a su hijo mayor le tuvo que haber costado demasiado agarrar el valor necesario para hablarlo, e iba a respetar ese espacio que él buscó para contarle lo que pasaba con su vida. En especial, que fuera capaz de confesarle lo que estaba ocurriendo con su novia y esa situación en particular.

Tae no se lo había esperado para nada. Es decir, él podía imaginarse que inició su vida sexual, pero no creía que debía preocuparse por eso. Su hijo mayor era el más responsable de los tres (Yeji no contaba, porque era una bebé todavía) y también tuvieron la conversación
cuando empezó a salir con Ghislaine. Él se preocupó de que supiera sobre los métodos anticonceptivos y la necesidad de usarlos.

Aunque tal vez sí fue su culpa. De los cuatro cachorritos, siempre se preocupó un poco menos de Yoon porque era el mayor y, además, el alfa. Era el que maduró más rápido y quien tuvo que hacerse cargo como alfa de la
manada. Incluso en Corea, fue el mismo Yoongi quien marcó una línea de privacidad cuando empezó a crecer.

No quería que mamá fuera pegajoso con él, ni mucho menos lo tratara como un bebé en la secundaria. Por supuesto que las cosas cambiaron cuando llegaron a Estados Unidos, pero allí también no se permitía ser débil. No le gustaba llorar frente a los demás y a
Tae le recordaba tanto cuando Jin trataba de hacerse el duro al ver insectos o cuando iban al zoológico
y entraban a la sección de reptiles.

Los defectos de los hijos son los fracasos de los padres, decía el dicho, y Tae lo sintió con mucho dolor en su
corazón.

Y no quería que yoongi siguiera los pasos de Jin, ni mucho menos los de él mismo.

-¿Mucho mejor?-le murmuró Tae cuando sintió que su llanto se calmaba, asintió con la cabeza, sin separarse demasiado de él-. ¿Quieres un té?

-No-negó Yoon, con la voz temblorosa debido a las lágrimas derramadas-, no, mamá.

FOUR SEASONSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora