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El viaje hacia Los Ángeles duraba cerca de seis horas, pero la diferencia horaria entre una ciudad y otra era de tres horas.

-Es todo un lío- barboteó Jimin, mirando a Yoongi con el ceño fruncido-, o sea, ¿llegaremos...?

-A las una de la tarde, idiota -dijo Yoongi, concentrado mientras jugaba en la antigua consola que dejaron en Corea y que seokjin les llevó en ese viaje-. ¿Cómo siquiera vas a aprobar este año?

-El idiota eres tú -Jimin lo miró con mala cara-. ¡Dame la consola, llevas jugando una hora y me toca a mí!

-¡Quítate! -se quejó Yoongi cuando el omega trató de quitarle el objeto. ¡No he perdido, por lo que no debo pasártela todavía! ¡No es mi culpa que seas pésimo jugando!

-¿Quieren callarse? -regañó Taehyung en un susurro bajo-. Les voy a quitar esa consola si siguen peleando.

Jimin se cruzó de brazos y Yoongi le sacó la lengua. Tae rodó los ojos, cruzándose de brazos.

-No seas malo con ellos- le dijo Jin, que llevaba a una dormida Yeji en brazos-, tú sabes cómo son...

-¿Quieres que me enfade contigo también? - replicó Tae, y Jin decidió cerrar su boca.

El resto del viaje transcurrió con calma. Taehyung terminó quedándose dormido poco después y, cuando despertó, su cabeza estaba apoyada en el hombro de Jin, que estaba jugando en su celular. Aunque eso no fue lo que lo preocupó, sino el hecho de que Yoongi le estaba mirando con el ceño ligeramente fruncido. Tae miró hacia otra parte, como si no se hubiera dado cuenta.

A las una y media de la tarde, estaban ya caminando hacia la salida del aeropuerto, aunque se detuvieron porque Jimin quiso ir al baño. Tae aprovechó de ir también, y Yoongi decidió girarse hacia Seokjin una vez quedaron a solas (y Yeji no contaba, porque estaba dormitando todavía).

-Te estás sobrepasando -dijo Yoongi con tono helado.

Seokjin lo observó, un poco sorprendido por esas palabras. No fue tanto el frío comportamiento, pues si bien Yoongi ahora parecía tolerar su presencia un poco mejor, eso no significaba que ellos hablaran demasiado. Su hijo, más bien, se inclinaba por ignorarlo y hablarle sólo lo estrictamente necesario. Hubo un ligero acercamiento por el regalo que le hizo el día anterior y haber ido a verlo a su presentación, pero más allá de eso, Yoongi fingía que él no estaba. Esa mañana, por ejemplo, sólo lo saludó con una inclinación de su cabeza y no le había hablado en el resto del viaje.

-¿Yoongi?-preguntó con tono precavido.

-Te estás sobrepasando -repitió-, tú y mamá no son nada, pero le sigues tratando como si estuvieran en una relación romántica. Eso no está bien.

Seokjin trató de no parecer culpable mientras escuchaba esas palabras. Sentía como si lo hubieran descubierto haciendo algo malo, lo que era un poco ridículo considerando que Yoongi era su hijo, ¿no es así? Sin embargo, no pudo evitarlo, y no quería imaginarse como es que iba a reaccionar si es que descubría que él y Tae se habían besado un par de veces. Era como si tuviera diecisiete años y estuviera en una relación prohibida. Santo dios.

No debes ponerte así, Yoongi -dijo con suavidad.

-¿Y cómo debería ponerme? -farfulló, y el enfado se filtró en su voz-. ¿Quieres que me ponga feliz? Por favor, papá, que te esté tolerando un poco más no significa que las cosas cambien demasiado. Si lo estoy haciendo, es por mamá y mis hermanos por nada más así que esos sueños de que vamos a volver a ser una familia feliz y unida bórratelos de la cabeza.

Oírlo no fue una sorpresa y, aunque estuviera preparado, no disminuyó demasiado el dolor. No había creído que, de un día para otro, su relación con Yoongi daría un giro de ciento ochenta grados, pero una parte suya esperaba un pequeño avance, por muy insignificante que pudiera parecer.

FOUR SEASONSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora