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La llegada de Wheein a la sección donde Seokjin trabajaba fue toda una revolución.

Mientras almorzaba, el alfa escuchó los murmullos de sus compañeros, todos dirigiéndole miradas poco discretas a la omega, que estaba en la fila para servirse la comida. Cuando Seokjin la vio, pensó que era una mujer bonita, con esa sonrisa tímida y ojos brillantes, el cabello rubio y corto en un peinado estiloso.

-¿Tendrá alfa? -preguntó Sehun, que estaba casado desde hace tres años.

-No lo creo, no le sentí aroma a ningún alfa - contestó Hwitaek, bebiendo el agua de su vaso-. Además, que haya entrado a trabajar aquí...

-¿Hay algún problema con eso, Hwitaek?- consultó Jin, enarcando una ceja.

-¡Claro que no, señor Kim! -se apresuró en decir el alfa con rapidez.

Seokjin no cambió la expresión de su rostro. Él se desempeñaba como jefe de publicidad de los productos tecnológicos que la empresa producía, encargándose de toda esa sección y dos semanas atrás le habían comunicado la llegada de Wheein, que salió de la universidad con honores de la carrera de marketing y publicidad. Habían decidido contratarla para dar una mejor imagen de la empresa, siendo todo un hito al ser la primera omega en trabajar allí, y por supuesto que le habían consultado a él si le gustaría tenerla en su sección. A Jin, si era sincero, realmente no le importaba siempre y cuando hiciera su trabajo bien.

Antes de la llegada de ella, él fue muy claro y enfático con sus trabajadores: no quería que la molestaran, acosaran o intimidaran. Wheein iba estrictamente a trabajar con ellos, y ante el primer reclamo que ella le hiciera respecto a sus compañeros, él tomaría cartas en el asunto.

-Si bien no soy tu jefe principal- le dijo Seokjin el día antes de que ella llegara oficialmente -, sí soy uno de tus superiores, así que si algún alfa de la empresa empieza a fastidiar, házmelo saber. Aquí no tolero comportamientos cavernícolas, señorita Jung.

-Muchas gracias, Jung-nim- dijo ella con una sonrisa ligera.

Le había echado un ojo durante esos días, esperando no tener que intervenir y, para su fortuna, no fue así. Los trabajadores la miraban mucho, sí, y también buscaban cualquier excusa para hablarle, pero al menos no estaban sobre ella todo el tiempo ni la perseguían hasta incomodarla.

-¿Va a viajar pronto, señor Kim? -preguntó Sehun para cambiar de tema.

-En un mes más- dijo jin-, es el celo de mi omega y el cumpleaños de mis cachorros mayores.

Septiembre había comenzado y ya pidió dos semanas para su viaje a finales de mes e inicios de octubre, aludiendo a los dos motivos antes mencionados, a pesar de que viajara sólo por el cumpleaños de Jimin y Yoongi. Ambos cumplían diecinueve años, lo que era motivo de gran orgullo para él. Aprovecharía, además, de darle un regalo a Jeongguk, pues no pudo ir a su cumpleaños debido a la cercanía de las fechas. Su cachorro estuvo triste por eso, pero lo comprendió ya que, a pesar de que Jin ganara bien, no era millonario como para poder viajar todos los meses. Por lo mismo, aprovecharía de quedarse unos días extras en su visita.

-¿Todavía no piensa traer de vuelta a su familia? -preguntó recelosamente Jeongyeon.

No cambió la expresión de su rostro ante la interrogante, pues no era la primera persona que le hacían una pregunta de ese tipo. Él sabía que era muy raro para todos ellos que un omega estuviera lejos de su alfa; tal vez si hubiera sido otra ciudad no le habrían mirado tan extraño, pero otra cosa era tenerlo en un país aparte. Un país que, literalmente, quedaba a más de cinco horas de viaje.

Revolvió su comida para darse tiempo a contestar.

-No- admitió al final, -mi omega y cachorros se han acoplado bien a Estados Unidos, además... Bueno, ha habido algunos rumores sobre ampliar la empresa allí, así que...

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