epilogo

45 2 0
                                    




Yeji fue la primera en gritar cuando lo vio, soltándose del agarre de Seokjin para correr hacia él y abrazarlo. Tae se inclinó en el momento en que ella se lanzó hacia él, atrapándola y dando una voltereta mientras la escuchaba reír con escándalo y felicidad.

2

—¡Mamá! —saludó ella con un coreano más fluido y menos chapucero—. ¡Te extrañé mucho, mamá!

—¿Es así? —le dijo con una gran sonrisa—. No fue tanto tiempo...

—¡Sí lo fue! —dijo ella.

Claro que lo fue, se dijo Tae, pero no lo mencionó para no verse llorón. Sólo la estrechó en sus brazos, como si así pudiera decirle todo lo que pensaba y sentía luego de no haberla visto por casi un mes.

1

Seokjin se le acercó con una sonrisa relajada. Tae tuvo que contenerse para no besarlo en ese momento, sabiendo que Yeji estaba pasando por su etapa de "no muestras de afecto en público", además de que se ponía un poco celosa, ya fuera con cualquiera de los dos.

El alfa lo notó y no hizo el amago de besarlo, aunque pasó un brazo por la cintura de Tae.

—¿Cómo estuvo el vuelo? —preguntó mientras se ponían a caminar—. ¿Muy pesado?

—Demasiado —aceptó Seokjin—, y este pequeño monstruo no dejaba de preguntar que cuánto faltaba. Me estaba volviendo loco, Yoon.

—Y ahora me volverá loco a mí —suspiró Tae—, ¿por qué no la dejaste en Corea?

—¡Mamá! —se quejó Yeji, luciendo tan indignada como se ponía Jeongguk cuando se burlaban de él. Sin embargo, en la pequeña de siete años se veía adorable.

8

Aprovechando el verano, y luego de una larga conversación que mantuvieron sus padres (y por las constantes peticiones de la pequeña), decidieron que el mes de Julio su hija visitaría Corea. Lo discutieron por varios meses, no sólo por los gastos que implicaría, sino por lo que podía significar para su cachorrita. Una noche en que estaban acurrucados uno junto al otro, luego de una dulce y calurosa sesión de sexo, algo adormecidos por las feromonas, Seokjin le preguntó a Tae.

6

—No volverás nunca a Corea, ¿cierto?

Tae ni siquiera dudó su respuesta.

—No —le dijo con tranquilidad—, no quiero volver nunca más a ese país. ¿Eso te afecta?

—Por supuesto que no —Seokjin era sincero y firme, se notaba en su expresión—, sólo tenía curiosidad, y si no quieres, está bien para mí. Es tu decisión, Gigi.

—Mmm —Tae le besó en la nariz porque era una de sus partes favoritas del cuerpo de Seokjin—, pero si los cachorros quieren ir, pueden hacerlo. Si Yeji quiere ir también, puedes llevártela unas semanas.

—¿Estás seguro?

—Claro —Tae curvó su boca en una mueca tranquila—, tampoco te la puedes dejar para siempre, es ciudadana estadounidense.

—Que mala broma —se quejó Seokjin, luciendo algo indignado.

—Además, no la soportarías tanto tiempo —añadió, y eso sí lo hizo reír—, a mí me vuelve loco.

Seokjin no pudo aguantar las carcajadas a pesar de que fuera más de medianoche, así que Tae tuvo que casi ahogarlo con la almohada para que no despertara a Yeji, que a esas horas dormía profundamente. Al menos, pensó, ya no tenían que preocuparse por los cachorros, pues Jeongguk había entrado ese año a la universidad a estudiar Ilustración y estaba como... viviendo a medio tiempo con Jackson. En un inicio ni Tae ni Seokjin estuvieron de acuerdo, no obstante, luego se dieron cuenta de que era mejor así para tener su privacidad.

FOUR SEASONSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora