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La expresión del CEO Kang no cambió demasiado cuando Seokjin le dijo, dos semanas después de regresar de su viaje, que aceptaba el ascenso y traslado hacia Washington.

—No es ninguna sorpresa —dijo Kang—, considerando que tu esposo y cachorros están allí... De cualquier forma —añadió ante el silencio de Jin—, el traslado se hará de manera definitiva durante febrero o marzo del próximo año. Harás una visita a las instalaciones en diciembre y...

Seokjin sólo asintió a todo lo que le estaba diciendo su superior y, a los pocos minutos, fue despedido por el hombre. Jin se inclinó antes de marcharse, saliendo de la oficina para ir hacia su piso, donde todo el mundo trabajaba como locos ante los nuevos lanzamientos de productos. Las campañas publicitarias estaban en su tope y, desde que había vuelto Seokjin estaba estresado con todas las cosas pendientes y por hacer.

Por lo mismo, había hablado poco con los cachorros en videollamadas. Mensajes siempre había, les preguntaba todos los días como les estaba yendo, pero no los vio demasiado a través de las llamadas por la diferencia horaria y todo el estrés que tenía encima. Y lo mismo ocurría con Tae, así que no estaba de buen humor por lo mismo.

—¿Kim-nim?

Levantó la vista de todo el papeleo que estaba haciendo, mirando a Wheein de pie bajo el umbral de la puerta. Tenía esa expresión tímida que siempre llevaba encima.

—¿Sí, señorita Jung? —preguntó, haciéndole un gesto de que entrara.

—Vengo a entregarle los informes que me pidió, Kim-nim.

Seokjin le indicó que se sentara frente a él y, la siguiente hora estuvieron discutiendo largamente sobre estos. Para cuando iban acabando, ya era el momento de ir a almorzar.

—Continuemos esto después —le dijo Jin con aspecto agotado—, necesito un descanso, señorita Jung.

—Está bien... —una expresión titubeante—, yo, um... quería también preguntarle si querría ir a almorzar conmigo. Yo invito.

Levantó la mirada de los papeles que estaba ordenando, sorprendido al escucharla decir eso. Wheein tenía el rostro avergonzado, mirando el suelo y jugueteando con sus manos, y de manera inevitable, Seokjin miró hacia las fotos en su escritorio, sus ojos posándose en la del día de su boda con Taehyung. Su primera sensación fue la culpabilidad, el pensar que estaba traicionando a Tae... A pesar de que ellos, en realidad, no estaban juntos como tal.

Sí, vale, que él seguía enamorado de Tae y era evidente para todo el mundo, hasta para el mismo Taehyung. No era ningún secreto. Y, a pesar de todo lo que había ocurrido el último tiempo, que su omega le estuviera permitiendo el cortejarlo, que incluso le hubiera regalado una prenda para que se la llevara a Corea, eso no significaba que ellos tuvieran un futuro como tal. Después de todo, Seokjin recordaba muy bien lo que había pasado la noche de la cita que tuvieron, como el omega se había tensado bajo él entre esos besos que compartieron. Los últimos días había pensado mucho en dicha situación, en... en la posibilidad de que Tae jamás pudiera volver a entregarse a él de esa forma. Si Seokjin le provocó tanto daño que, para su completa angustia, lo rompió de manera irreparable. Taehyung se daría cuenta, por supuesto, y lo más probable es que en aquel instante sería el fin de todo.

—¿Kim-nim?

Parpadeó y salió de sus pensamientos. Wheein, frente a él, ahora le miraba directamente con claro gesto de preocupación, así que no le quedó más remedio que aclarar su garganta.

—Bien —terminó aceptando—, vamos a almorzar ya, de todas formas.

Una sonrisa pintó el rostro de la mujer por sus palabras y Jin trató de no darle muchas vueltas al asunto. Al fin y al cabo, podía ser simplemente una salida de amigos, ¿no es así? Wheein sabía que él estaba casado... Aunque también sabía que su esposo no se encontraba allí y que estaban en una especie de crisis.

FOUR SEASONSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora