⚝ momento de intimidad

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—¿Por qué siempre me pateas cuando quiero hacer algo de la casa?— Jimin apoyaba su mano en su espalda para incorporarse después de regar las tres plantas que tenía en el balcón de la casa— Eres igual a tú papá, solo estás feliz cuando hago algo de comer ¿Verdad que es así, lobito consentido?.

Jimin ahora que se quedaba solo en casa comenzaba a entablar largas conversaciones con su bebé que finalmente podía sentir con total claridad, en la última cita médica a la que habían asistido le habían mencionado el hecho de que parecía estar bastante activo el bebé, pero como retroalimentación a los movimientos del bebé ahora se suponía que debía estar en reposo esos últimos meses.

Pero ahí surgía el problema, no le gustaba estar en reposo. La quietud no era lo suyo y para eso tenía a su pequeño que era casi como que le recordara que debía estar quieto porque siempre que hacía algo lograba sentir las patadas en su interior, sentía el viento del otoño llegar desde el balcón y sus manos y nariz se sintieron pronto frías viéndose obligado a correr a abrigarse. Ya un poco más cálido regresó a cerrar la puerta corrediza para tirarse en el sofá a descansar sus pies y espalda, sentía su energía ser succionada por su pequeño bebé así que usualmente para cuando el reloj marcaba las dos de la tarde se veía en la obligación de descansar.

El Omega había terminado sus últimas semanas de verano con un vicio poco sano con las temperaturas que se aproximaban, comer hielo. Eso comenzó como una alternativa a esa ola de calor que parecía golpear Seúl los primeros días de septiembre pero ya todas las bebidas que se servía las llenaba de hielo para al final vaciar el vaso masticando los cubos de agua congelada.

Aún con su cuerpo siendo igual de sensible al frío como había sido toda la vida, no había podido dejar su pequeño vicio con el hielo así que lo tomó como otro antojo de su embarazo.

También las fresas se habían vuelto obligatorias en su refrigerador al punto que su alfa le llevaba una bandeja cada día, cosa que sabía que terminaba siendo cara pero realmente no podía evitarlo, su boca se hacía agua cada que pensaba en sus fresas y tenía que levantarse de cama para comerse mínimo seis de un solo bocado, también había finalmente comido pescado siguiendo la recomendación de dieta que le habían hecho. Ese día que Jungkook le llevó a su sitio favorito de sashimi estaba nervioso, realmente sintió náuseas mientras iban en el auto por los recuerdos que tenía con el pescado pero una vez llegaron al lugar fue como que otra cosa se apoderará de su cuerpo porque terminó comiendo tres porciones de sashimi prácticamente solo y por algún motivo el alfa parecía muy feliz con eso.

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—¿Uh? Lobito— Jimin se asustó un poco incorporándose derecho en el sofá al sentir algo en su vientre diferente a las patadas usuales, levantó sus prendas algo confundido para ver qué sucedía posando su mano con cuidado sobre este, el movimiento se repitió dos veces más y solo ahí cayó en cuenta que sucedía— ¡Aigo! Tienes hipo...

El Omega se alarmó sin saber que hacer en esos momentos y esperó un rato pero su vientre no dejaba de dar los pequeños saltos— ¿Es por el frío?— Jimin rápidamente se levantó para buscar una manta— ¿Por qué te sucede?.

Una parte de él sentía mucha ternura de imaginarse a su pequeño con hipo pero la otra se preocupaba de que con el pasar de los minutos no hubiese pasado, en ese momento internet fue su mejor amigo encontrando un poco el calma al enterarse que el hipo era casi una herramienta de entrenamiento para el sistema respiratorio del bebé, su vientre seguía con las pequeñas contracciones hasta que finalmente se detuvieron y pudo respirar tranquilo.

Ya estando en cama envuelto en una de las mantitas que originalmente habían comprado para el bebé pero había terminado aferrado a esta puesto que era de las cosas más suaves que había conocido comenzó a cantarle a su bebé, desde que les habían informado que ahora el pequeño podía escuchar realmente bien el mundo exterior le gustaba hacerlo, en esos momentos de inquietud que le daban usualmente un poco antes de que Jungkook llegara cantarle un par de canciones suaves siempre parecía hacer caer al bebé dormido, el alfa también llegaba a hacerlo los fines de semanas después de almorzar para hacer calmar a su pequeño y que este dejara a su padre tomar su necesitada siesta, pero obviamente escuchaba más que eso porque ya una vez había sentido a su bebé dar un gran salto a causa del susto que la alarma de su teléfono le había provocado.

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