Dry Gulch, Montana. 1880
Jeon Jungkook se encontraba reparando el cercado. En su rostro se reflejaba la frustración que sentía y sus brillantes pupilas verdes llameaban de furia. Dio un martillazo más, con el que casi hizo pedazos la madera, y colocó otro clavo.
—¿Qué te ha hecho esa cerca? Si no supiera que intentas arreglarla, pensaría que estás tratando de destrozarla.
Jungkook detuvo sus bruscos movimientos y lanzó una airada mirada a su hermano por encima del hombro.
—Será mejor que hoy no me busques las cosquillas, Seokjin —le dijo bruscamente—. No estoy de humor para bromas.
Se volvió de nuevo hacia la cerca, pero Seokjin no estaba dispuesto a dejar pasar el tema. Algo atormentaba a su hermano y él quería saber de qué se trataba.
—Ayer llegaste muy tarde, Jungkook. Me comentaste que ibas a pasar por el rancho de Choi cuando volvieras del pueblo. ¿Qué pasó? ¿Hyori ha vuelto a atosigarte? —le preguntó con una sonrisa petulante.
—No menciones a esa bruja —dijo Jungkook rechinando los dientes—. Si no fuera por su padre, ni siquiera me hubiera molestado en ir por allí. Ese pobre hombre está a punto de morir y el borracho de su hijo lo único que hace es llevar la propiedad a la ruina. No es que yo pueda hacer mucho para evitarlo, pero Choi y papá fueron buenos amigos y no me cuesta nada adecentar un poco todo aquello. Esa es la única razón por la que fui.
Seokjin le brindó una descarada sonrisa de oreja a oreja.
—Y yo pensando que era por la dulce Hyori.
—¡Maldita sea! Sabes de sobra que las mujeres y donceles no dan más que problemas. No se puede confiar en ninguno. Nuestra propia madre es el mejor ejemplo de lo traicioneros que son. ¿Recuerdas lo que papá nos decía siempre? Cuando necesitéis calor en la cama, busque una furcia, no los decepcionará. Un sabio consejo. No existe ninguno de fiar.
—A mí no me tienes que convencer de nada —dijo Seokjin con desagrado—. No he olvidado lo que le hizo a papá. Jamás le perdonaré que nos abandonara. Lo único bueno de todo aquello fue que viniéramos al oeste y estableciéramos nuestro hogar en estas tierras después de echar a los indios. Cuéntame, ¿qué es lo que te ha irritado tanto?
Jungkook arrojó el martillo al suelo y apoyó su alto y musculoso cuerpo contra la cerca. Los abultados músculos de sus brazos y su torso demostraban que estaba habituado al trabajo duro. El moreno y apuesto Jeon Jungkook, así como sus hermanos, Seokjin y Taehyung, eran bien conocidos en la diminuta localidad de Dry Gulch, Montana. Cada vez que los tres bajaban al pueblo, comenzaban los problemas. Eran hombres rudos que jamás rehuían una pelea. Bebían mucho, jugaban fuerte y peleaban duro. Pero podían ser encantadores si así se lo proponían.
A pesar de su salvaje comportamiento, los hermanos Jeon atraían a las mujeres como la miel a las moscas. Conscientes de su reputación y de la manera en que se metían en líos, los padres advertían a sus inocentes hijas de que no se enamoraran de ellos, lo que les hacía todavía más peligrosos y atractivos para ellas, algo que, unido al desdén con que las trataban, les volvía irresistibles ante sus ojos.
—El señor Choi no se encontraba bien anoche —dijo Jungkook—. Hyori ni siquiera me dejó subir a verle. Así que estuvimos solos, puesto que su hermano no apareció por allí. Al cabo de un rato se me echó encima y me propuso ir al dormitorio. Me aseguró que siempre se había sentido atraída por mí. Cuando la rechacé, se enfadó conmigo.
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HEART'S SECRET -KOOKMIN-
FanfictionCon una bala alojada en la espalda y una partida de vigilantes siguiéndole el rastro, Jeon Jungkook se esconde en el primer sitio que encuentra antes de perder el conocimiento: un destartalado rancho en medio de la nada. Cuando se despierta está sie...