HEART'S SECRET -KOOKMIN-

CAPÍTULO 27

Contenido sensible y no apto para todo público

Jimin mantuvo cerrada la puerta del dormitorio esa noche. Y, también, durante las tres siguientes.

A la mañana del cuarto día se enfrentó a Jungkook para preguntarle si había encontrado a alguien que lo acompañara a casa.

—Cualquiera del rancho podría escoltarme —le dijo después de que Seokjin y Taehyung desayunaran.

—Por el momento, prefiero no perder de vista a Seokjin, no está de buen humor y sería un acompañante muy hosco. Y Taehyung y yo somos necesarios aquí. Sin embargo el trabajo más duro acabará dentro de poco.

—Estás evitando el tema, Jungkook. ¿Por qué?

Él ignoró la pregunta y le formuló otra.

—¿Por qué me has cerrado la puerta de tu habitación?

«Porque si vuelvo a hacer el amor contigo una vez más, jamás me iré de aquí y eso no es lo que tú quieres.»

—Porque es lo mejor.

—¿Para quién?

—Para los dos.

—Jimin, yo...

Seokjin entró en ese momento por la puerta trasera y se detuvo ante Jungkook.

—Jungkook, voy a ir al rancho Choi para hablar con Ed. ¿Pue­des venir conmigo?

—¿Vas a ir ahora mismo?

—En cuanto acabe el trabajo.

—De acuerdo, te acompañaré si es eso lo que quieres.

—Necesito tu apoyo. No quiero quedarme a solas con Hyori. Temo que podría perder los nervios y estrangularla. O muy mal conozco a Youngjae, o se encontrará en la ciudad despilfarrando su recién adquirido dinero jugando al póquer.

—¿Puedo acompañaros? —preguntó Jimin, aburrido de no hacer nada. Si estuviera en su rancho, estaría echando una mano en las labores habituales.

Seokjin le dirigió a Jungkook una mirada inquisitiva y éste se encogió de hombros, mostrando su indiferencia sobre la petición de Jimin.

—Claro, si quieres... —dijo Seokjin—. Así podrás entretener a Hyori mientras Jungkook y yo hablamos con su padre.

Poco después del almuerzo, Jimin, Jungkook y Seokjin ensillaron los caballos y se dirigieron al rancho Choi. En cuanto traspasaron el portón principal, notaron que el lugar estaba muy abandonado.

—Me pregunto dónde están los vaqueros —dijo Seokjin ante las evidentes señales de descuido.

—No había muchos —respondió Jungkook—. Los que quedaban después de que Ed cayera enfermo, se habrán cansado de trabajar sin cobrar y habrán buscado empleos más rentables. Youngjae jamás se ha ocupado del rancho a pesar de que es lo único que le propor­ciona sustento.

Desmontaron cerca de la casa, ataron las bridas de los caballos a la barandilla del porche y subieron los tres escalones. La puerta estaba entreabierta y Seokjin dio un golpe en el marco de la tela metálica. Nadie respondió. Volvió a golpear y obtuvo los mismos resultados.

—Qué extraño —murmuró Jungkook—. Debería de haber al­guien en la casa. Ed no puede estar solo mucho tiempo.

—Quizá Hyori esté en el huerto de atrás —propuso Jimin—. Voy a echar un vistazo.

—Yo miraré en las habitaciones —dijo Seokjin, abriendo la puerta de tela metálica y entrando. Jungkook le siguió.

Vagaron por el primer piso encontrando todas las dependen­cias vacías.