CAPÍTULO 3

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Dolor. Un dolor lacerante y profundo. Un dolor abrasador.

Jungkook intentó librarse de aquel inexorable tormento moviéndose, pero no sirvió de nada. ¿Por qué estaba boca abajo, como si fuera un cordero dispuesto para el sacrificio, sufriendo más de lo que podía aguantar un hombre?

—Lim, está recobrando el conocimiento.

—Aún no he terminado, señorito Jimin. No deje que se mueva.

—Eso intento, Lim, pero es muy fuerte.

De repente, Jungkook soltó un grito y se volvió a quedar inconsciente.

—¡Lo he conseguido, señorito Jimin! —La voz de Limhyun era exultante mientras dejaba caer en un plato metálico la bala que acababa de sacar de la espalda del desconocido—. Páseme ahora la botella de whisky para desinfectar la herida.

—¿Crees que es lo mejor?

—Es lo único que tenemos.

—¿Vivirá? —preguntó Jimin, lleno de preocupación.

—Eso no puedo saberlo. Parece un hombre saludable. No muestra la palidez típica de la prisión. No sé de quién o de qué escapaba, pero no me parece un forajido. De todas maneras solo es mi opinión.

—Confío en tu juicio, Lim. Ahora ya puedo ocuparme yo solo. Ve a comer algo.

—¿Está seguro?

—Sí.

Después de que Limhyun se marchara, Jimin cubrió la herida con un apósito de algodón realizado con las tiras que había cortado de una sábana. Luego rodeó el pecho del hombre con otra larga lira para mantener el paño en su lugar. Cuando terminó, retrocedió un paso para inspeccionar el trabajo.

Limhyun había desnudado al desconocido dejándolo en ropa interior mientras él hervía agua y desinfectaba el afilado cuchillo que el vaquero le había pedido. Cuando regresó a la habitación, el extraño estaba boca abajo cubierto hasta la cintura por una sábana.

La espalda, los brazos y el pecho del hombre estaban bronceados, como si estuviera acostumbrado a trabajar al aire libre sin la protección de una camisa. Era alto y corpulento, un formidable espécimen masculino. Delgado pero musculoso en los lugares adecuados. No tenía acumulada grasa alrededor de la cintura. Supuso que si pudiera verle las piernas, éstas serían tan fornidas como el resto del cuerpo.

Tenía el pelo liso y oscuro y lo llevaba algo más largo de lo que se estilaba, justo por debajo de los hombros, pero aquello no servía más que para realzar aquella agreste belleza masculina. Le había caído un mechón sobre los ojos y Jimin alargó la mano sin pensar para colocárselo. Le pareció suave, espeso y pesado entre sus dedos, y lo estuvo acariciando durante más tiempo del necesario.

De repente se dio cuenta de lo que estaba haciendo y apartó la mano como si se hubiera quemado. Aquel extraño no era una de sus fantasías, sino un hombre al que no conocía. No tenía ni idea de quién podía ser, pues no llevaba identificación de ningún tipo, solo un montón de dinero en el bolsillo del chaleco. La ropa era de buena calidad y las botas parecían nuevas. Si se trataba de un forajido, desde luego le iban muy bien las cosas.

Limhyun volvió al poco rato.

—Yo me quedaré con él ahora, señorito Jimin. Vaya a comer algo. No podemos hacer nada más por él, salvo asegurarnos de que está cómodo.

—Me pregunto quién será —reflexionó Jimin en voz alta.

Limhyun encogió sus delgados hombros.

—Me temo que tendremos que esperar a que esté lo suficientemente bien como para decírnoslo.

HEART'S SECRET -KOOKMIN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora