Jimin se desperezó, renunciando lentamente a sus excitantes sueños. Pero entonces se movió y se dio cuenta de que en realidad no había sido una fantasía. Le dolían partes de su cuerpo que no sabía que existían y, a pesar de esos dolores y molestias, le inundaba una lánguida satisfacción. Sonrió, recordando la noche de placer que había disfrutado; se acordaría de Jungkook y de esa noche mientras viviera.
Jungkook...
Alargó el brazo, buscándole. Su parte de la cama todavía olía a él, pero estaba fría. Se ruborizó al recordar los desmayados besos que le había dado y cómo había respondido a sus caricias. Ahora tenía recuerdos suficientes para toda una vida.
El siguiente pensamiento lo llenó de miedo y horror. ¿Se habría ido sin despedirse? Sería muy propio de él desaparecer sin decírselo a nadie. Pero se dijo a sí mismo que no debía desesperar, sabía que era algo que ocurriría en cualquier momento; desde el principio de su acuerdo, Jimin le había exigido cosas que no estaba dispuesto a ofrecer. Y no era de los que perdonan. Le había utilizado en su lucha contra Kang y, fuera o no su marido, él había cumplido su parte del trato. Ahora le tocaba a el mismo cumplir la suya y dejarle marchar.
Decidido a afrontar el día y el resto de su vida sin Jungkook, Jimin se levantó de la cama, quedándose momentáneamente desorientado al encontrarse en la habitación de su marido. El precioso camisón estaba en el suelo, donde había caído en aquel momento de desenfrenada pasión. Se lo puso con rapidez y abrió la puerta con cuidado. No quería que nadie lo viera abandonar una habitación que no era la suya, y menos vestido de aquella manera, pero no había peligro, pues nadie salvo Lim tenía motivos para entrar en la casa y él estaba realizando las tareas diarias.
Jimin se detuvo bruscamente cuando vio a Jungkook subiendo las escaleras. Su marido vaciló cuando lo vio salir al pasillo. Jimin clavó los ojos en él y se sonrojó, sin saber qué decirle al recordar la manera en que había respondido la noche anterior y esa misma mañana, pero fue él quien habló primero.
—Ya iba siendo hora de que te levantaras, perezoso. —Le dirigió una lenta sonrisa que le hizo estremecer de pies a cabeza—. Venía a despertarte.
—P-pensaba que te habías marchado.
El joven supuso que él acababa de bañarse en el río, pues todavía tenía el pelo mojado.
Jungkook clavó los ojos en su cara y Jimin se derritió cuando bajó la mirada por su cuerpo.
—Todavía no. Antes tengo que enseñarte algo. — Jimin se ruborizó al darse cuenta de la imagen que ofrecía y de que, si se fiaba de la expresión de su cara, él estaba recordando la increíble noche que habían pasado juntos—. He pensado que podría apetecerte tomar un baño caliente. Es probable que estés un poco dolorido.
Jimin se ruborizó todavía más y bajó la vista a sus pies descalzos.
—Un caballero no debería hablar de ese tipo de cosas—murmuró, avergonzado.
Jungkook sonrió de oreja a oreja, haciendo que el corazón le diera un vuelco.
—¿Acaso alguna vez he presumido de ser un caballero? He llenado de agua caliente la bañera que hay en la despensa. Podemos hablar mientras te bañas. Lo que tengo que decirte es importante pero, como estabas durmiendo tan profundamente, no quise despertarte y preferí dejarlo para más tarde.
Jimin se puso alerta. ¿Qué sería eso tan importante que tenía que decirle? ¿Que se marchaba? Desde luego era lo que Jimin esperaba.
—Venga, baja antes de que se enfríe el agua.
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HEART'S SECRET -KOOKMIN-
Fiksi PenggemarCon una bala alojada en la espalda y una partida de vigilantes siguiéndole el rastro, Jeon Jungkook se esconde en el primer sitio que encuentra antes de perder el conocimiento: un destartalado rancho en medio de la nada. Cuando se despierta está sie...