CAPÍTULO 13

27 6 0
                                    



Jimin intentó comportarse con valentía y aparentar normalidad en la cena de esa noche, pero no lo logró. Ni Limhyun ni Jungkook mencionaron la visita de Kang o el embargo del rancho, aunque era en lo que todos estaban pensando. Al final, el joven ya no pudo aguantarlo más; dejó la comida intacta en el plato, se levantó de la silla y salió de la cocina.

Jungkook se dispuso a seguirlo, pero Limhyun le asió el brazo.

—Déjalo en paz. Ya no puedes hacer nada. Nadie puede. Y después de que te vayas estará solo, únicamente yo seguiré a su lado. —Clavó su penetrante mirada en Jungkook—. Porque te marcharás, ¿verdad? En ese caso, será mejor que lo hagas enseguida, antes de que el señorito Jimin te coja demasiado cariño.

Jungkook observó a Limhyun con los ojos entrecerrados. ¿Por qué se sentía como un canalla?

—Creo que seguiré mi camino, sí; pero todavía no es el momento. Aún tengo un asunto pendiente.

—Ese asunto no será el señorito Jimin, ¿verdad? Será mejor que no se trate de lo que estoy pensando.

—¿Y si fuera así? —le desafió Jungkook—. Estamos casados y ya tiene edad para tomar sus propias decisiones. —Aunque acostarse con Jimin no era a lo que se refería Jungkook cuando dijo que tenían un asunto pendiente, las palabras de Nam habían dado en el blanco.

—No te enfades, Jeon. Sé que el señorito Jimin es mayor, pero ha estado muy protegido durante toda su vida.

Jungkook emitió un bufido de burla.

—No me tomes el pelo. ¿Me estás hablando del mismo doncel que me amenazó para que me casara con él? Me habría marchado hace mucho tiempo si no me hubiera visto involucrado en sus problemas.

—Te salvó la vida —le recordó Limhyun.

—Soy consciente de ello. ¿Por qué crees que estoy todavía aquí? Unas palabras dichas ante un cura no me retendrían si no sintiera que le debo la vida. Eres un buen hombre, Limhyun. Jimin no podría tener mejor protector. Bueno... —se desperezó y bostezó—, creo que me iré a dormir.

Aunque era temprano, Jungkook tenía planes. Esa noche iba a volver a forzar la cerradura del despacho de Kang para intentar robar la hipoteca.

Con los ojos ardiendo por las lágrimas no derramadas, Jimin miró la oscuridad exterior a través de la ventana de su dormitorio. Sus tierras, las tierras en las que había nacido, las que su padre se había esforzado tanto en trabajar para él, estaban perdidas. Aquellas exuberantes praderas, los fértiles valles, los arroyuelos saltarines que desembocaban en los ríos que cruzaban las majestuosas montañas que casi rozaban el cielo... Santo Dios, amaba aquel lugar y en él estaba su hogar.

Pensó en Jungkook inconscientemente —aunque lo cierto era que él jamás estaba demasiado lejos de sus pensamientos—, y se preguntó si se sentiría aliviado al ver que sus problemas estaban a punto de terminar. Ahora podría marcharse sin sentirse culpable. Había sido su marido el tiempo suficiente como para frustrar los planes que Kang tenía para él y no podía pedirle más. Le dejaría ir como le había prometido desde el principio. Jungkook tenía sus propios asuntos que resolver.

Había llegado a conocerle lo suficiente como para darse cuenta de que jamás pertenecería a nadie. Que hubiera dejado embarazada, o no, a Hyori era un asunto distinto; si se guiaba por la manera en que había intentado convencerlo a él, Jungkook era completamente capaz de planear y llevar a cabo una seducción. Esperaba que todo le saliera bien incluso aunque hubiera preferido que se quedara allí.

De repente, su mirada cayó sobre el camisón que le había regalado. Lo había doblado y dejado encima del taquillón, donde lo podía admirar desde lejos. Se acercó y lo rozó con cuidado, preguntándose cómo le quedaría. Ardía en deseos de probárselo, incluso aunque nadie lo viera. Necesitaba consuelo y, por razones que no podía comprender, sabía que aquella prenda se lo proporcionaría. Pensar que Jungkook la había elegido y comprado para él hizo que se le volvieran a llenar los ojos de lágrimas.

HEART'S SECRET -KOOKMIN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora