CAPÍTULO 4

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Jungkook no tuvo fuerzas para volver a la cama. Se quedó sentado debajo de la ventana, esperando a que los vigilantes entraran en la habitación de un momento a otro. Se preguntó si le colgarían allí mismo o esperarían hasta abandonar el rancho. Deseaba que lo hicieran fuera, odiaría que Jimin presenciara algo tan horrible.

Oyó que se abría la puerta y se preparó para lo que vendría.

Jimin entró en la estancia y se sorprendió al ver a Jungkook en ropa interior debajo de la ventana.

—¿Por qué no está en la cama? ¿Quiere que se le abra la herida, señor Jeon?

Jungkook levantó la cabeza y clavó los ojos en Jimin lleno de con­fusión.

—¿Dónde están los vigilantes?

—Se han marchado.

Jungkook no podía creer lo que oía.

—¿Por qué no me ha delatado?

Cuando las mujeres y donceles hacían algo inesperado, siempre era por algo.

—Déjeme ayudarle —dijo Jimin, preguntándose a sí mismo qué podía responder a esa pregunta.

Jungkook le puso el brazo sobre los hombros y se apoyó en él mientras recorría los pocos pasos que les separaban de la cama. Se sentó en el borde del colchón, sin fuerzas para moverse, así que fue Jimin quien se inclinó y le subió las piernas a la cama antes de cubrirlas con una sábana.

—¿Por qué lo ha hecho, señorito Park?

Jimin sabía que tenía que responderle, pero no podía explicarle su renuencia a entregarle a los vigilantes.

—No soy quien tiene preguntas qué responder, señor Jeon. Por ejemplo, ¿es usted realmente el hombre que buscan?

Jungkook apretó los labios en una línea tensa. Mentir no serviría de nada.

—Lo soy.

—¿Es cierto lo que dicen que ha hecho? ¿Pegó a una mujer?

—No.

—¿Niega haberla seducido?

—Lo niego todo. Jamás he tocado a Hyori. ¡Y ella miente si afirma lo contrario!

—¿Por qué ha huido?

—Ya ha hablado con los vigilantes. ¿Cree que comprobarían los hechos antes de colgarme de un árbol? Además, no pienso permitir que una mujer me obligue a casarme con ella.

Jimin sostuvo la turbulenta mirada de Jungkook sin rastro de temor. Se le aceleró el pulso y le atravesó una insidiosa sensación. ¿Qué le ocurría? No pudo negar la perturbadora emoción que le habían provocado aquellas palabras. Jungkook sonaba y parecía im­placable desde el pelo oscuro y la rígida mandíbula, a la intensidad ardiente de aquellos ojos verdes, crueles e inquebrantables. Se pre­guntó quién sería la persona, mujer o doncel que le había convertido en un hombre tan amargado.

Hubo un largo silencio, roto solo por el suave gemido que surgió de los labios de Jungkook. Mientras tanto, en la mente de Jimin solo resonaba una pregunta: «¿Miente Jeon Jungkook?»

—Quiero decirle lo mucho que agradezco su ayuda —dijo Jungkook, sintiendo los efectos de haberse levantado de la cama—. Pero si no le importa, estoy muy cansado y preferiría seguir más tarde con la conversación.

—No dude que la continuaremos, señor Jeon, quiera usted o no. En Rolling Prairie también hay vigilantes y le aseguro que son tan crueles como los de Dry Gulch. No me costaría nada en­viar a Limhyun a buscarles.

HEART'S SECRET -KOOKMIN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora