CAPÍTULO 18

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Al escuchar un frenético golpeteo en la puerta principal, Jungkook se despertó y se sentó de golpe en la cama. La habitación estaba iluminada por la turbia luz grisácea del amanecer, haciendo que pareciera que estaba rodeado de sombras amenazadoras. Saltó de la cama y recogió su ropa.

—¿Qué pasa? —preguntó Jimin somnoliento, alertado también por el aporreo de la puerta.

—No lo sé. —Jungkook se puso la camisa, los pantalones, las botas, y se abrochó la pistolera de camino a la puerta—. Espérame aquí. —Revisó el arma mientras bajaba las escaleras.

Pero Jimin, ahora ya completamente despierto, no estaba dispuesto a dejar que Jungkook se enfrentara solo a sus visitas matutinas. Quizá se tratara de algo relacionado con los vaqueros o el transporte del ganado. Sin embargo, aquél era su rancho y le correspondía a él resolver los problemas, así que se puso la bata y se calzó antes de correr escaleras abajo.

Jungkook entreabrió la puerta principal y reconoció al instante a los hombres que había al otro lado. Palideció.

—Hola, Jeon, ¿acaso creías que habíamos dejado de buscarte?

—Jang Riley. —La voz de Jungkook era completamente inexpresiva, resignado ya a su destino—. Debería haberme figurado que no te darías por vencido. ¿Cómo me has encontrado?

—Alguien te ha delatado —dijo Jang en tono burlón—, Choi Youngjae va a sentirse encantado. No ha dejado de darnos la lata para que te busquemos desde que te perdimos la pista. Que no se te ocurra tocar el arma, Jeon. Cómo puedes ver —hizo un gesto con la mano para incluir a los hombres que le acompañaban—, no estoy solo. Será mejor que te entregues sin ofrecer resistencia.

—¿Qué pasa aquí? —preguntó Jimin, colocándose al lado de Jungkook para observar a los vigilantes.

—Está protegiendo a un hombre peligroso, señor —dijo Riley, estudiando el atavío de Jimin con una mirada lasciva—. Vamos a llevarnos a Jeon de regreso a Dry Gulch. Tendrá que hacer lo correcto con ChoiHyori o pagará las consecuencias.

Jimin dio un paso adelante para proteger a Jungkook.

—No, Jungkook es inocente. Es mi...

—¡Jimin! —lo silenció Jungkook, empujándolo a su espalda. Jimin le miró de reojo y él negó con la cabeza, advirtiéndole con un gesto que no quería que supieran que estaban casados.

Jungkook frunció el ceño. Debería haber sabido que Jang encontraría su rastro algún día. No era la clase de hombre que se daba por vencido con facilidad. Se dio cuenta en ese momento de que debería haberse ido hacía ya tiempo, antes de que pudieran rastrearle o relacionarle con Jimin. No quería verlo involucrado en sus problemas; bastante tenía con los suyos.

Jang tendió la mano para que Jungkook le entregara el arma.

—Dame el revólver, Jeon. Esta vez no escaparás.

Una mirada a Jang y a la docena de jinetes que le acompañaban le dijo que no tenía escapatoria, así que sacó el revólver del cinturón y se lo lanzó.

—Traigan una cuerda —dijo Jang a uno de los hombres que tenía detrás.

—¡No! ¡No le pueden ahorcar! —gritó Jimin, horrorizado por el giro de los acontecimientos.

Jang esbozó una malvada sonrisa.

—Podría si quisiera. En este territorio está en vigor la ley de los vigilantes. Pero no voy a ahorcarle... todavía.

—Pero él...

—¡Ya está bien, Jimin! —lo interrumpió Jungkook—. No me van a colgar.

—¿No has oído lo que ha dicho?

HEART'S SECRET -KOOKMIN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora