CAPÍTULO 34

19 5 0
                                    






Jimin miraba por la ventana mientras trataba de armarse de valor para lo que estaba seguro sería un fuerte enfrentamiento con Kang. No iba a acostarse con él. Si no había sido capaz de cum­plir su parte del trato, Jimin no estaba obligado a cumplir la suya. Le había prometido que podría ver a Limhyun después de la ceremonia, pero ahora se daba cuenta de que jamás había tenido intención de cumplir su palabra. Kang era un despiadado y mentiroso bastardo y lo más probable era que su querido amigo estuviera muerto ya.

El peso del arma en el bolsillo de la capa le dio ánimo. La había llevado encima desde que salieron de Rolling Prairie y no tenía miedo de usarla. Dispararía a Kang si intentaba forzarlo; no, no tendría ningún tipo de remordimiento por disparar contra un hombre tan ruin. Acabar en la cárcel no era plato de su gusto, pero era preferible a acostarse con él.

Un golpecito en la puerta detuvo en seco aquellos alocados pensamientos. «¡Ya está aquí!» Sin duda esperaría que él actuara como un obediente esposo. Acariciando el revólver dentro del bolsillo, abrió la puerta. Le temblaban las manos, sin embargo, su determinación era firme. Pero en el pasillo estaba la última persona que espera encontrar.

—¡Santo Dios! ¡No puede ser! ¡Seokjin! ¿Eres tú realmente?

Él le miró de los pies a la cabeza con una mirada dura e impla­cable.

—En carne y hueso, Jimin, y dispuesto a obtener respuestas. ¿Qué demonios haces con Kang? ¿Dónde está mi hermano?

—Es una historia muy larga, demasiado para el tiempo del que disponemos ahora. —Le cogió del brazo y continuó hablando con una nota de desesperación en la voz—. ¡Oh, Seokjin, eres la res­puesta a mis plegarias! ¿Puedes ayudarme? Te lo explicaré todo pero, por favor, sácame de aquí.

Seokjin lo cogió por los hombros con manos firmes, alejándolo para mirarlo a los ojos.

—¿Corres peligro, Jimin?

—Por favor, Seokjin, te responderé a todo más tarde. Sácame de aquí antes de que él regrese. Me retiene contra mi voluntad.

Eso era cuanto Seokjin necesitaba oír. Le cogió de la mano y lo llevó fuera de la habitación. Como bajar por la escalera principal no era la mejor opción, utilizaron la salida trasera.

—Vamos —le urgió, tirando de Jimin hasta el final del pasillo.

Unos minutos después habían bajado las escaleras de servicio y se encontraban en el callejón trasero del hotel.

Jimin estaba sin aliento pero exultante. Seokjin había aparecido como si fuera un enviado del Cielo.

—¿Adónde vamos ahora? —preguntó, mirando furtivamente por encima del hombro.

—Te voy a llevar a mi hotel. Allí estarás a salvo hasta que me des una explicación y decida qué hacer. Mi alojamiento no es tan lujoso como el tuyo, pero nadie hará preguntas cuando entres con­migo.

Caminaron por una calle lateral hacia una parte más tranquila del pueblo, y allí, accedieron al vestíbulo de un establecimiento llamado Cow Town. Había un par de vaqueros, que observaron con poco interés cómo Seokjin guiaba a Jimin hacia las escaleras que conducían a su habitación. Jimin casi se desmayó de alivio cuando vio que Seokjin cerraba la puerta con llave.

—Aquí estarás a salvo, Jimin. Siéntate y cuéntame cómo es que has ido a parar a un hotel con Kang Minhyuk cuando estás casado con mi hermano.

Jimin se sentó en el borde de la cama mientras se preguntaba por dónde empezar.

HEART'S SECRET -KOOKMIN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora