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– El colapso era inevitable, bastardos (5)



«¿Eh?»

Frunciendo el ceño ante la brillante luz que asomaba por la ventana, Un Gum se levantó de la cama de mala gana.

«Estos mocosos.»

Las leyes del Monte Hua eran estrictas. En el pasado, cuando los estudiantes compartían la residencia de su maestro, el discípulo estaba obligado a levantarse más temprano, despertar a su maestro y prepararle el desayuno.

Aunque, los tiempos habían cambiado, y tales doctrinas habían salido de las normas. No obstante, era costumbre que un discípulo viniera, lo despertara y lo saludara.

Pero hoy, nadie había venido.

«Aghh. Estos niños.»

Déjalos tranquilos un tiempo, y se volverán perezosos.

Un Gum frunció el ceño mientras se levantaba.

Si alguno de los discípulos estaba despierto, debió haber ido a despertarlo. Eso significa que todos los chicos dentro de los Dormitorios de Flor de Ciruelo Blanco todavía estaban durmiendo. No, sólo porque no vinieron a despertarlo no significa que deben estar durmiendo.

«Ahora que lo pienso.»

Él recordó al chico nuevo que se había unido ayer.

«Esos mocosos lo están haciendo otra vez...»

Ya sabía que estos jóvenes discípulos suyos sometían a los nuevos reclutas a algún tipo de novatada y que estaban empeñados en llevarla a cabo. Como maestro, sentía que debía poner fin a ello, pero Un Gum tenía un conflicto, ya que también creía que les ayudaba a fortalecer lazos.

Jo Gul podría llevarlo demasiado lejos, pero, sabiendo que Yoon Jong estaba allí, confiaba en que no surgirían problemas.

Sin embargo, el hecho de que nadie viniera a saludarlo y despertarlo significaba que las cosas se les habían ido de las manos ayer.

Un Gum frunció las cejas mientras se cambiaba rápidamente de ropa. Poniéndose la túnica y la espada en la cintura, salió.

«Primero tendré que ir a revisarlo.»

Decidido, dio largas zancadas hacia el internado Flor de Ciruelo Blanco.

Pensando que tendría que despertar a los niños con un gran susto, éste se produjo en el momento en que dobló la esquina.

— Salgan... —

«¿Ya?»

Un Gum, que estaba a punto de gritar, tomó aire y se tragó sus palabras. Sus ojos se habían abierto en el momento que lo vio.

«¿Qu-qué es esto?»

Se frotó los ojos con incredulidad ante la extraña vista que se desvelaba ante sus ojos.

«¿Qué? ¿Estoy en el infierno?»

Un extraño pensamiento pasó por su cabeza antes que pudiera regresar a la realidad.

¡Esto era el Monte Hua! Lo que sucedía frente a sus ojos, estaba pasando en el Monte Hua. Pero él.

No podía entender por qué estaba pasando.

Se había vuelto loco, ¿o solo estaba viéndolo de la manera incorrecta?

Un Gum, quien estaba frotándose los ojos otra vez para aclarar su vista, miró otra vez a lo que estaba pasando, nada había cambiado.

El Regreso de la Secta del Monte Hua (Novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora