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- ¿¡Bastardo!? ¿Eres de la Secta del Borde Sur? (4)


«

¿Cuándo?»

Kong Mun-Yeong estaba visiblemente sorprendido. No sintió que nadie se acercara. Pero alguien estaba de pie frente a él.

«¿Quién es?»

Cuando miró al dueño de la voz, los sentimientos de Kong Mun-Yeong cambiaron de sorpresa a desconcierto.

Una tela negra se ceñía a su cuerpo, otra tela negra le tapaba la cara y sostenía una espada en una mano.

- ... -

¡¡Es evidente que era un ladrón!!

Pero...

La mirada de Kong Mun-Yeong se desvió hacia arriba. El sol abrasador atrapó sus ojos mientras su visión se nublaba.

«¿Un loco?»

Un ladrón estaba vagando por las calles a plena luz del día. ¿Tenía eso algún sentido?

- ...¿Qué has dicho? -

En lugar de Kong Mun-Yeong, alguien más preguntó. El enmascarado miró a la persona y habló.

- Dije... ¡Cof!. ¡Cof! ¡Cof! ¡Agh! Qué... tos... de mierda -.

- ... -

Kong Mun-Yeong miró al ladrón con los ojos en blanco.

«Va a morir?»

«¿Es un anciano?»

Una cintura doblada con un cuerpo demacrado hacía que el hombre pareciera un esqueleto. Cada movimiento parecía hacer que le dolieran los huesos, y lo que se podía ver de su rostro oculto eran unos ojos cansados que parecían viejos y marchitos.

«O era un niño pequeño que se estaba muriendo»

«No. Eso no podía ser.»

- ¿Qué asunto tiene? No parece un transeúnte -.

El enmascarado tosió un par de veces y negó con la cabeza ante la pregunta.

- Mierda. Voy a morir así -.

- ... -

- ¿No ves lo que está pasando? -

- ...¿Qué está pasando? -

- Un hombre vestido así aparece ante ti a plena luz del día; ¿cuál crees que es su identidad? No creo que sea muy difícil -.

- ¿Alguien que se ha vuelto loco? -

- ... -

- ...con demencia? -

- ¡Un ladrón! ¡Un ladrón! -

- Oh, realmente eras un ladrón. No podía creerlo -.

Kong Mun-Yeong dejó de sonreír.

Este hombre que decía ser un ladrón parecía que no podía ni cazar un ratón.

Por supuesto, minimizar a los demás basándose en su apariencia no era una buena idea. Pero ahora, la apariencia de este hombre no era el único problema.

Aunque tenía una espada en la mano, nadie podía sentir ninguna energía de él.

Y cualquier hombre racional sin energía no andaría por ahí con ese tipo de ropa. Esto era algo que sólo una persona loca haría.

El Regreso de la Secta del Monte Hua (Novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora