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Transcribo a continuación un último fragmento de mi conversación con el detective Colman, que puede servir para aclarar algunos aspectos confusos de los capítulos anteriores. Yo le había preguntado qué más había visto en el pasadizo subterráneo de la residencia.

-Escaleras-me respondió-. Muchas escaleras. También polvo, arañas. Pero sobre todo escaleras. El pasadizo se dividía en otros dos, y estos dos en otros dos. Yo no quería seguir avanzando, pero tuve que meterme por alguna de esas cuatro divisiones del pasadizo principal porque ese loco apareció allí, y me sentí acorralado. Me había seguido a lo largo de la barranca, y luego a través de la residencia destruida. Su esposa me había contratado para que lo investigue, y yo había logrado fotografiar a este tal Nick en la ventana de una mansión de Londres, junto a la mujer con la que estaba cometiendo aquella infidelidad. Tenía las fotos en mi valija. Siempre tengo todo allí. Le confieso que no soy de aceptar estas misiones menores, pero esa mujer me pagó una fortuna. Y bien, como le decía, el loco apareció allí, armado, así que entré a uno de esos pequeños túneles, donde la poca luz que podía apreciarse en el pasadizo principal se apagaba por completo. Alguien me había delatado. Yo sospechaba del dueño de la inmobiliaria, un tipo que siempre andaba buscando algo con lo que ganar dinero y que me indicó precisamente la ubicación de esa residencia. Pero bueno, lo cierto es que corrí como pude a través de ese túnel, hasta que me encontré con una puerta. Comencé a empujarla. Era pesada, pero creo que además estaba conectada a un mecanismo que demoraba su apertura, por lo que se desplazaba lentamente. Lo cual le dio a Nick la oportunidad de alcanzarme, y estaba a punto de sacar su arma cuando sucedió algo que no sé, debió haber sido un milagro, porque escuché un maullido repentino, muy fuerte, que se parecía casi a un grito humano, y luego escuché realmente un grito humano, el grito de Nick. Yo estaba en la oscuridad absoluta, pero era evidente que había un gato allí y que ese Nick debió de haberlo pisado quizá, accidentalmente, o el gato se asustó ante su presencia. Y cuando pude terminar de abrir esa puerta, la luz del exterior que ingresó al túnel me permitió descubrir que Nick estaba en el piso, con el rostro arañado y ensangrentado, y también el cuello tenía unos arañazos que se parecían al corte producido por 5 navajas. Degollado, así estaba. Y entonces pude salir del túnel, al exterior, donde, como ya le dije, había muchas personas reunidas, porque había caído ese rayo del que ya le hablé.

Hizo una pausa, luego continuó diciendo, con una voz más débil :

-Al salir del túnel, me dirigí hacia una de las propiedades de ese hombre de quien yo sospechaba. Casualmente, el departamento en el que usted se alojó. Ese día, usted estaba en la ventana. No me vio. Pero, bueno, no encontré al dueño del departamento, así que decidí regresar a mi casa y buscar la manera de desligarme ya del caso de ese tal Nick. Y cuando me di vuelta, me pareció ver un gato negro en la vereda de enfrente, y, no sé, me dio como un escalofrío, quizá porque torpemente lo asocié con el incidente en el túnel. Pero ¿qué tan torpe era esa asociación? Porque le juro que cuando comencé a caminar hacia él, ya que no dejaba de mirarme, o de mirar el departamento frente al cual yo estaba, descubrí que ese animal miraba con una atención terrorífica, con la mirada de alguien que está contemplando un fantasma, y cuando estuve a un par de metros de él, salió corriendo, desapareciendo de mi vista en un instante. Y desde entonces no puedo quitarme de encima la sensación de que ese gato me había seguido, acaso desde el momento mismo en el que emergí de aquel túnel.

Y luego de decir esto, se calló, de repente, y miró hacia la puerta de entrada de la cantina, que el hombre que iba a asesinarlo estaba abriendo.

EnanensteinWhere stories live. Discover now