Enanenstein

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Desconfiamos tanto del mundo que cuando ocurre algo maravilloso se lo adjudicamos a una fuerza sobrenatural. Y cuando el móvil de Charles anunció una llamada y el comisario, desde una remota región de la ciudad, le dijo que habían encontrado a la niña, Charles pensó que Adela lo había perdonado. Pero sus conclusiones eran apresuradas, porque el torpe y temeroso hombre con el que estaba hablando podía estar equivocado. Muchas niñas semejantes a Irene suelen extraviarse. 

No había nadie en el departamento, y no era extraño que una vidente haya adivinado que la estábamos buscando. 

Charles había cumplido con una parte del acuerdo al localizarme y someterme, aunque muy disimuladamente, a un interrogatorio, pero no me explico por qué el onírico cómplice de la vidente habría confundido mi mente de esa forma, impidiendo así que yo le responda a Charles con absoluta certeza. ¿Podría haberse producido una escisión,  un enfrentamiento entre aquella mujer  y su propia criatura? Los brujos suelen perder el control de sus propios poderes, sus criaturas suelen aspirar a independizarse. Le propuse esta teoría a Charles, y le pareció convincente. Porque era claro que si Adela lo había enviado para obtener de mí cierta información, no tenía sentido suponer que ella misma era la responsable de mi incapacidad para ofrecer esa información. Era más correcto pensar que su criatura estaba persiguiendo un objetivo propio, lo cual alejaba aun más la posibilidad de que la niña que el comisario había localizado sea Irene.