CAPÍTULO 3: MELODÍA MISTERIOSA

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Jennie debe admitir que soportar a Jisoo durante cuatro clases que comparten, mofándose de su talento en la literatura, burlándose de los profesores, de ella y quejándose cada cinco minutos porque tiene hambre, ya no está siendo tan tedioso como al principio; a veces y solo a veces le regala una sonrisa amistosa o la hace reír con alguna babosada que dice. Mal o bien hace llevaderas sus clases con sus estupideces, se puede decir que empieza a caerle bien... hasta cierto día.

—El ritual se hace el 21 de diciembre en el solsticio de invierno, haces peticiones al universo y...

—¡Bunny!, ¿ya estás molestando a la nueva con tus cuentos mareadores de los cristales y teorías conspirativas hippies?

Jisoo interrumpe su conversación en los casilleros mientras se preparan para la siguiente clase; pone su brazo alrededor del cuello de Nayeon y a ella no parece incomodarle.

—Cuentos mareadores en los que tú también crees —contraataca.

—Muy a mi manera, debo decir —la observa de arriba abajo sin vergüenza—. Y la vestimenta no creo que sea necesaria.

—No la molestes —dice Jennie con seriedad.

—No la molesto, ¿verdad que no, Bunny?

—¿Qué es lo que quieres Kim?

—Dime Jisoo, así me llaman mis amigos.

—No soy tu amiga.

—Eres Jenn, ¿verdad?

—Jennie.

—Jennie es nombre de señora de cincuenta que vende lotería y tiene una verruga peluda en su nariz, Jenn te queda más cool.

—¡Púdrete!

Cierra de un portazo su casillero y se va tomando del brazo a Nayeon; las dos ignorando la risa escandalosa de la castaña a sus espaldas.

—¿Cómo la soportas? –pregunta volteando los ojos a su amiga.

—Costumbre, en este pueblo todos se conocen de toda la vida y Kim Jisoo siempre ha sido un fastidio. Solíamos ser amigas cuando éramos niñas hasta que se volvió irritante, siento que por eso la tolero, no se me olvida que alguna vez en su vida fue buena conmigo.

—¿Y su otra amiga?

—¿Lisa? Fue desde que ella llegó al pueblo que se hicieron inseparables y conmigo ya no más.

—¿Te dejó por ella?

—Está bien, todos maduramos y los amigos ni las personas duran para siempre en tu vida. Los ciclos tienen que cambiar, somos seres humanos de cambio; siempre he creído que conmigo cerró su etapa de niña inocente y con Lisa abrió la de adolescente problemática.

—Me gusta tu manera de pensar.

—Gracias, ¿cuál es tu siguiente clase?

—Pintura, mi favorita.

—Solo porque ahí no te topas con el fastidio de Jisoo.

—Eso y porque estoy cerca del edificio de música; verás, hay alguien que toca el piano a esa hora y me relaja tanto que siento que fluyo con el pincel, es mágico, toca mis piezas favoritas.

—Se oye interesante, ¿no has ido a ver de quién se trata?

—Cuando vuelvo a la realidad es cuando dejo de escucharlo y me imagino que se ha ido, pero ya que me lo recuerdas, resolveré ese misterio esta misma tarde.

—Suerte con eso, me cuentas cómo te va.

—Claro que sí, hasta luego.

De vuelta de la bodega con un lienzo en blanco listo para crear, Jennie ocupa su lugar habitual en el último piso del edificio de la FAI, en donde dice, es mucho más inspirador porque se está más cerca de los árboles y los pájaros.

El salón tiene paredes de cristal en vez de concreto para dar una vista más inspiradora a los que disfrutan ir a pintar ahí.

Toma sus pinceles sentándose en el taburete frente al lienzo, y sin planearlo, una de sus melodías favoritas de Yiruma empieza a sonar desde el edificio contiguo.

Apaga su celular para no ser interrumpida y la magia del arte la envuelve de pies a cabeza; se sume en un letargo que la arropa por poco más de una hora que no siente en lo más mínimo.

Su obra está lejos de estar terminada, pero le gusta cómo va quedando el boceto inicial: es un piano en medio de un paisaje lleno de nubes que toca una silueta aún sin definir. Se inspira en la persona misteriosa del edificio contiguo, lo que le recuerda...

—¿Has terminado?

—Por hoy sí, profesora, ¿puedo dejar mi lienzo aquí?

—Ponlo en la esquina de allá para que el viento de la noche no lo arruine.

—Hasta luego.

Baja corriendo las escaleras del edificio y así mismo sube las del siguiente, por ahí pasa la odiosa de Lisa y sus amigas, quienes no demoran en molestarla.

En el último piso donde calculó que quedaba el salón de dónde provenía la música, sí encuentra el piano en el aula dedicada a Schubert pero el salón está vacío.

—Qué extraño...

—¿Tienes clase aquí?

Un chico de cabello rubio bien peinado entra y se sienta en el piano, toma la guitarra que está a un lado y empieza a afinarla; no tiene mucha pinta de ser del edificio Armonía.

—Buscaba a alguien.

—Solo he estado yo aquí practicando.

—¿Estudias aquí?

—¿Aquí en la CSU? —ríe.

—Sabes a lo que me refiero.

—Lo sé, solo te tomo el pelo... si lo que preguntas es si estudio música, sí, sé que no tengo mucha pinta pero...

—Estereotipos —corta.

—En los cuales no creo a pesar de representar uno, dicen que parezco estudiante de arquitectura.

El joven empieza a tocar acordes en la guitarra mirando a Jennie y ella cae en la cuenta de lo guapo que es. Se ve tranquilo, descomplicado y caballeroso.

—Tocas el piano —afirma.

—Apenas, lo mío es más bien la guitarra.

—Te escuché, eres bueno.

—¿Me escuchaste?, ¿desde dónde?

—El último piso de pintura.

—¡Claro! Se oye todo desde allá —sonríe encantador—, ¿sonaba bien?

—Hermoso, te oigo mientras pinto y es asombroso.

—No creo que sea para tanto —ríe el chico con modestia—, todavía estoy aprendiendo.

—Aun así lo haces genial.

—No creo que tan bien como... no lo hago tan bien —resta importancia.

—¿No tan bien cómo quién?

—Nadie, no me hagas caso.

—¿Quién toca mejor que tú? Con lo que acabo de escuchar dudo que esa persona exista.

—No me permiten decirlo pero sí existe esa persona... En fin, ¿tienes nombre?

Deja su guitarra a un lado y se pone a tocar en el piano.

— Jennie, pero dime Jenn.

—Yo soy Kai —ofrece su mano—. Puedes sentarte a escucharme un rato y luego te invito un helado, ¿quieres?

—Claro —asiente eufórica.

Le resulta extraña la personalidad de Kai, pues es autoritario, o más bien decidido al pedir y decir las cosas, pero no en un aspecto malo.

Esa tarde se queda a escucharlo tocar. Es diferente oírlo tan de cerca, sus notas no pierden el encanto que las caracteriza, aunque a Jennie le parece que algo falta.

EN NOMBRE DEL AMOR // JENLISA // (JENNIE+LISA BLACKPINK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora