CAPÍTULO 8: NEVER SAY NEVER

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Los rayos cegadores del medio día se cuelan por las blancas cortinas del cuarto dando paso a un radiante sábado. Jennie quiere levantarse a cerrar de golpe las persianas, pero apenas abre los ojos, un dolor fuertísimo de cabeza la ataca.

Al fijarse en la posición en la que está entra en pánico. No puede creer lo aferrado que está su cuerpo al de la pelinegra que duerme a su lado con una sonrisa en el rostro; es más, ni siquiera cree posible que es Jisoo quien está acostada junto a ella y tampoco el lugar en el que se encuentran.

—¡Ay por Dios no!

—¡Auch!, ¿qué pasa?

Jisoo trata de componerse del golpe que le suelta Jennie sin querer y la mira indignada.

—Así no se levanta a una reina.

—La reina de las estúpidas.

—La reina de las que te salvan el culo, más bien.

—¿Qué haces aquí? Por favor, dime que tú y yo no...

—¡Ya quisieras, Jennifer! —ríe—, tú fuiste la que no me soltó en toda la noche. ¿Así duermes normalmente? Pobres de tus peluches.

—Recíclate, Jisoo, ¿dónde estamos?

—En casa de Lisa, me dijiste que no podías llegar ebria a tu rancho o le daría una embolia a tu mamá, así que...

—Gracias por tu consideración —dice sarcástica.

—¿Preferías quedarte a dormir en la calle? Porque ahí era donde Lisa te iba a dejar de no haber sido por mí.

—Está bien —suspira—. Lo siento, gracias por cuidarme.

—Siempre es un placer.

Jennie se pone de pie frente al espejo del tocador, mientras se acomoda su cabello en un moño, se da cuenta de lo que lleva puesto.

—Antes de que le digas algo a la pobre de Lisa, fui yo la que te cambió de ropa.

—¡Me viste desnuda!

—Te vi semidesnuda —enfatiza—, y a diferencia de Lisa, yo no disfruto de ver chicas en ropa interior, aunque debo admitir que sí admiro la belleza femenina, ¡por Dios, míranos nada más!, todas las mujeres somos unas diosas.

—En eso concordamos —sonríe Jennie.

—A propósito, ¿tú eres como Lisa?

—¿Como Lisa cómo?

—Más gay que Ellen Degeneress.

—No me gustan las etiquetas, ni solo los hombres, ni solo las mujeres, me gustan las personas.

—Típica frase de alguien que es más gay que Ellen Degeneress —ríe a carcajadas—. No es cierto, Jendeukie, te estoy molestando, y te entiendo perfectamente porque yo soy igual.

—Pero acabas de decir que...

—Never say never dijo Bieber, mi ciela.

—Eres medio rara... pero me caes bien.

—Lo mismo digo.

—¿El baño?

—Afuera en el pasillo, la puerta de color azul a la izquierda.

Jennie se lava la cara en el baño, y justo antes de volver al cuarto de Lisa, algo llama su atención al final del pasillo. Suena como un pitido. El sonido de una máquina de pulso como las de los hospitales, que cuando se da cuenta ya está de pie en el umbral de la puerta.

EN NOMBRE DEL AMOR // JENLISA // (JENNIE+LISA BLACKPINK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora