EN NOMBRE DEL AMOR // JENLISA // (JENNIE+LISA BLACKPINK)

CAPÍTULO 25: DUDAS Y PREJUICIOS

Un sentimiento de felicidad que ya conocen, pero que esta vez saben no se arruinará de un día para otro, se instala en el ambiente del cuarto de Jennie en el que no se hace más que charlar sobre trivialidades y datos innecesarios de ambas chicas.

Lisa está recostada sobre las piernas de la pelirroja, quien hace preguntas sin cesar sobre su personalidad; la chica se siente realizada al saber que esta vez puede hacerle todas las que quiera sin que se enoje, sin límites.

—¿Tu serie favorita?

—El mundo oculto de Sabrina.

—Me imaginé que te gustaría algo siniestro —ríe.

—Yo AMO las cosas siniestras.

—Tú eres siniestra —deja un beso en su frente—. ¿Tu dulce favorito?

—Chocolate, no me puedo resistir, como que soy adicta.

—¿Blanco o negro?

—Blanco.

—¿Sí sabes que el chocolate blanco no es considerado chocolate como tal?

—No me importa, es chocolate para mí.

Empieza un debate sobre chocolate, libros, películas, series e infinidad de temas que podrían sonar estúpidos para cualquiera, pero no para ellas; sirve para darse cuenta que no son ni opinan tan diferente sobre la vida y el mundo en general.

Lisa cuenta un poco de su vida personal: de cuando vivía en New York, cuando se fue a vivir a Cadsmorie y un poco más de la historia con sus padres no ahondando mucho en el tema por lo delicado que resulta. Está por fin abriéndose a Jennie con sus sentimientos, y ella no puede estar más maravillada con lo que oye.

—Te dije que algún día cambiaría ese concepto nefasto que tenías de mí.

—Pues ahora mismo lo estás logrando —ríe—. Del tema de tus conquistas hablamos luego, pero de verdad siempre pensé que eras una vaga irresponsable, es que nunca te veo estudiando, en clases no tomas apuntes y solo te la pasas tocando el piano y fastidiándome la existencia.

—Mi materia favorita y en la que mejor me va, definitivamente es fastidiándote la existencia.

Lisa se levanta de su regazo y se sienta frente a ella con semblante serio, toma un mechón de cabello de la chica frente a ella poniéndolo tras su oreja, admirando embelesada sus rasgos; allí permanece un buen rato, solo observando.

Jennie se pregunta qué se le pasa por la cabeza al observarla con tanta añoranza, y la verdad es que no es mucho.

—Si te estás preguntando qué estoy pensando, la respuesta es nada.

—¿Lees la mente?

—Un poco sí —ríe—, creo que ya he aprendido a descifrar la tuya.

—¿Así de básica es?

—De hecho no, siento que es la mente más difícil de descifrar con la que me he topado, por eso me encanta.

—Creo que la tuya me gana —ríe también—. También creo que por alguna razón me encanta, aunque no sepa por dónde empezar a descifrarla.

—Vamos paso a paso.

—Quisiera saberlo todo ya, pero me esforzaré por aguantar —suspira frustrada.

—Puedes preguntarme lo que se te antoje, menos sobre mi pasado, por ahora.

—Es tu pasado lo que se me antoja saber, de alguna manera, siento que es lo que te hace ser lo que eres ahora.