EN NOMBRE DEL AMOR // JENLISA // (JENNIE+LISA BLACKPINK)

CAPÍTULO 20: CORAZÓN ROTO

Estando ya en su habitación más tranquila, Jennie ordena un poco y se sienta a pintar para distraer la mente, aunque esta se desvía cada tanto para observar su balcón en busca de una señal de Lisa... Nada. Le pareció oír su motocicleta hacía un momento y sintió una inevitable preocupación al ver que aún estaba lloviendo a cántaros.

Pide en silencio que llegue bien a donde sea que vaya. Se pone sus auriculares y continúa con su pintura.

Por poco más de una hora logra no ser interrumpida por nada externo, hasta que su papá entra con cuidado en su burbuja.

—Te traje café —acerca una taza humeante y se sienta sobre la cama—. Es bonita.

El señor Kim es un tipo de unos cuarenta y tantos a quien la vida ya le ha puesto más canas de las que debería sobre la cabeza. Gajes del oficio. Siempre se ha entendido muy bien con su familia, y en casa, aunque es la cabeza principal, también hace de padre comprensivo en situaciones difíciles; sobre todo con sus hijos, cosa que ya le ha acarreado enormes problemas con la señora Kim por "consentirlos", según ella: "Nosotros también fuimos jóvenes, mujer", son sus palabras.

—¿Es algún lugar en especial?

—Lo soñé...

Un nudo se le hace en la garganta al pronunciar esas palabras.

—Se llama Cascada escondida.

—¿Y por qué está escondida?

—El que esté escondida es el mejor de sus atributos, la aleja de personas que quieren contaminarla, es el lugar perfecto para esconderte del mundo exterior que tanto daño hace.

El señor Kim mira a su hija con curiosidad intentando descifrar sus palabras, sabe que algo le ocurre.

—Sabes que puedes confiar en mí y contarme lo que sea, ¿verdad?

—Lo sé, ¿por qué lo dices?

—Porque sé que esas lágrimas de hace rato no fueron tanto por haberme extrañado.

Al voltear a ver a su padre y notar su mirada de comprensión, sabe que no puede retener ya más sus sentimientos, por lo que una vez más se lanza a sus brazos a llorar desconsolada mientras él la reconforta; acaricia su espalda y su cabello esperando paciente a que se tranquilice para contarle de qué se trata su tristeza.

—Tengo el corazón roto, papá —sorbe su nariz—. Me han roto el corazón.

—¿Por qué te han roto el corazón, si eres una mujer increíble?

—No es lo que piensas... Esa persona y yo simplemente no podemos estar juntas.

—Solo para descartar, no me estás hablando de Marvin, ¿o sí?

—No, no me refiero a él. Es alguien más.

—Alguien que conociste aquí.

Asiente.

—Vale, pues sean cuales sean los motivos tú eres una mujer por la que vale la pena luchar, y si esa persona no lo hace, entonces es cobarde y se está perdiendo del mejor premio del mundo que es tu hermoso corazón —la abraza—. Si es lo que quiere, lucha por hacerle cambiar de parecer, pero no pierdas tu dignidad en el camino, ¿okey?

—Okey.

—Y si al final esa persona decide quedarse en su zona de confort, entonces aléjate de ahí, cura tus heridas, deséale lo mejor y sigue adelante, porque tampoco mereces quedarte en un lugar donde no te quieren. Eres fuerte, pero no para luchar semejante batalla que no te corresponde, y menos tú sola.