EN NOMBRE DEL AMOR // JENLISA // (JENNIE+LISA BLACKPINK)

CAPÍTULO 16: DECEPCIONES

Aunque Lisa prefiere irse antes que aceptar su trato, Jennie se queda con el pasado momento que ahora no puede borrar de su memoria. No puede creer lo que acaba de vivir con su pesadilla; esa pesadilla que ahora mismo, si lo piensa, con dudas, enigmas, mal humor y toda la cosa, está dispuesta a soñar muchas veces más.

—Dios... ¿Qué me hiciste? —suspira.

—Se le conoce como sexo oral.

—¡Lisa!

Voltea a ver alarmada cubriéndose lo más que solo sus brazos le permiten. Su vecina solo ríe de su reacción, está dentro de la ducha completamente desnuda y abre el grifo como si de su baño se tratase.

—¡Wow! Aquí sí tienen agua caliente —dice embelesada.

—¿Qué carajo haces aquí?

—Me baño —responde obvia.

—¿No tienes tu propio baño y tu propia ducha?

—Vendrás conmigo a ese lugar y responderé solo dos de tus preguntas, ¿trato?

—¡Ah! Cambiaste de opinión.

—Sí, la única condición es que no me preguntes por el pasado, ¿trato?

—Hecho, pero no me bañaré contigo.

—Ven aquí.

La hala bajo el agua y ríen. Jennie sigue sin descubrirse, haciendo reír a Lisa.

—Ya te vi, ya me viste, ¿por qué te cubres?

—No es lo mismo.

—Cierto, esta clase de intimidad no es nada comparado con lo que acabamos de hacer.

—¡¿Quieres dejar de decir esas cosas?! —regaña—, me da vergüenza.

—Mírate nada más toda avergonzada —molesta—. Me callo si me tallas la espalda.

—Abusiva.

—Gruñona.

Se bañan entre risas y besos, bromas y sonrisas que Jennie no puede creer que son reales. La mayoría del tiempo quería ahorcar a Lisa por alguna estupidez que haya dicho o hecho, pero ahora mismo todo en lo que puede pensar es en que la quiere, justo así, de esa manera... ¿sentirá Lisa lo mismo?

—¿Por qué es tan importante que te acompañe a ese lugar? —pregunta Jennie después de dejar un largo beso en los labios de Lisa.

—¿Tan pronto vas a gastar tus dos preguntas?

—¡Ay, no seas así! —la empuja.

—¿Así cómo? —ríe.

—Como la Lisa odiosa que siempre eres, a esa Lisa la quiero ahorcar.

—¿Y a esta Lisa? —la abraza.

—A esta Lisa también pero en el buen sentido.

—¡Demasiada información! Nos vamos.

Pone en marcha la motocicleta, rodando por lugares que la chica de ojos marrón desconoce; tampoco es que distinga mucho de Cadsmorie, para variar.

Terminan en el límite oriente del pueblo, pero sin salir de él, montaña arriba adentrándose en una especie de bosque que finalmente las conduce a un arroyo de agua cristalina escondido entre rocas, precioso.