Me desperté a la mañana siguiente cuando me sonó la alarma a las 7:30 para ir a clase.
Alejandro me quitaba las ganas de ir, pero tenía que hacerlo.
Me levanté de la cama y fui al baño a lavarme la cara.
Bajé a desayunar algo rápido y subí a vestirme.
Hoy la alarma sonó un poco tarde así que no tenía mucho tiempo.
Me puse lo primero que encontré en el armario y me fui.
Casi corriendo porque tenía que ir a pie y estaba algo lejos.
Llegué justo a tiempo cuando empezaba la clase.
Lo primero que ví al entrar fue a Balde sentado mirándome con esa sonrisa que tenía siempre que tanto asco me daba.
Me senté en mi sitio, la mesa de al lado estaba vacía porque no había venido mi mejor amiga de clase.
-Alejandro, estás muy lejos, te puedes sentar aquí por favor?- Pidió la profesora y yo la miré como suplicando que no lo pusiera a mi lado.
Se acabó sentando ahí, pero yo alejé más mi mesa de la otra.
Él sonrió el verme y yo lo volví a mirar con cara de asco.
-Que, no estás contenta de tenerme tan cerca?- preguntó Balde irónicamente.
-Callate, porfavor.- pedí sin mirarle.
Así pasé el resto del día, a su lado pero sin hacerle el más mínimo caso.
Acabó la última clase y vi como Alejandro me seguía hasta la salida así que aceleré el ritmo y fui lo más rápido que pude.
Llegué a mi casa y lo primero que hice fue tumbarme en la cama, agotada.
Tener que aguantarlo todos los días era un trabajo duro.
*Una semana más tarde*
Habían pasado varios días, ya habían acabado las clases.
Me desperté y fui directamente a hacer las maletas, hoy me iba de viaje.
Me había decidido finalmente por Italia.
Por fin iba a poder descansar sin tener que verlo por un buen tiempo.
Desayuné rápido, me vestí, cogí las maletas y me fui.
Llegué al aeropuerto muy emocionada, me moría por conocer el país.
En el avión no hice nada interesante, fui sola, así que me dormí todo el viaje.
Llegue por fin a Italia, pero no fui a ver nada porque ya era tarde.
Fui directa al hotel, me dieron la habitación y subí.
Cuando entré vi que era una habitación bastante amplia y bonita, además de tener unas vistas increíbles por la ventana.
Solté las maletas y lo saqué y guardé todo en el armario.
Estaba muerta de sueño así que me duche en el baño de la habitación, me puse el pijama y me tumbé en la cama.
Iba a leer un poco un libro que había llevado, pero el sueño pudo conmigo.
A la mañana siguiente me despertaron unos gemidos de chica que venían de la habitación de al lado.
Me levanté y salí de mi habitación directa a la otra.
Pegué a la puerta y me abrió una chica rubia de ojos azules, algo despeinada y con una toalla envuelta en el cuerpo.
-Hola, los ruidos vienen de aquí?- pregunté y ella se quedó callada.
-Ona? - habló el moreno que tanto odiaba.
-Alejandro? Que haces aquí? - pregunté abriendo mucho los ojos sorprendida.
-Pues lo mismo que tú, de vacaciones.- contestó burlón.
-Y acaso no había mas sitios y más hoteles para ir?
No le dió tiempo a contestar y la rubia me cerró la puerta en la cara.
-No me vas a dejar hablar o que?!- pregunté gritando mientras le daba golpes a la puerta con la mano.
Abrió la puerta finalmente, él solo, la rubia se había tumbado en la cama.
-Que quieres?- preguntó el moreno.
-La próxima vez que folles hazme el favor de no hacer tanto ruido, vale guapo? que no estás tu solo en el hotel.- sonreí irónicamente y me fui sin dejarlo contestar.
Entré a mi habitación y me senté en la cama con las manos en la cabeza a procesar lo que acababa de pasar.
Vengo a otro país a descansar y mi mayor enemigo está en la habitación de al lado, perfecto.
Bajé a desayunar y me senté con la comida en una pequeña mesa un poco más apartada de las demás.
-Puedo sentarme aquí?
Levanté la mirada y vi a Balde delante de mi.
-Vas a estar molestándome todo el viaje?
-Puedo o no?- volvió a preguntar.
-No.- contesté y él suspiró enfadado.
-No hay más mesas.
-Pues comes en el suelo.- me seguí negando.
-Ona porfavor, dejame sentarme, te juro que no te molesto.- volvió a pedir.
-Porque no te vas con la rubia?- pregunté, esta vez mirándolo directamente a los ojos y él sonrió.
-Se me enfría el desayuno, me vas a dejar sentarme?
Me encogí de hombros mientras seguía comiendo y él se sentaba enfrente.
Terminé mi desayuno, me levanté sin decir nada y me fui.
Subí a mi habitación y me puse a leer un libro.
Y el resto del día estuve paseando por las calles de Italia, viendo monumentos, tiendas...
Por suerte no me lo había encontrado en ningún sitio más, demasiado tenía con tenerlo en la habitación de al lado.
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Amor Inesperado - Alejandro Balde • Pablo Gavi
FanfictionOna y Balde han sido compañeros de clase desde hace 2 años, pero nunca se habían llevado bien. Deciden irse de viaje, cada uno por su lado, pero el destino es traicionero y hace que sus habitaciones de hotel esten juntas. A partir de ahí empezó la...