𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑋𝑉𝐼𝐼 | ¿Dónde está?

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C A P I T U L O D I E C I S I E T E

¿Dónde está?

— Les voy a contar un chiste. — Valeria, y yo alzamos la cabeza al escuchar la voz del hombre que aún desconozco.

— Yo sé que ella. — Me señala. — No sabe quien soy, en cambio, yo sí sé quién eres, pero, espera, ese no es el chiste. — Mira al frente, como si esperara algo. — El chiste es que en unos segundos nos van a embestir por atrás, y luego varios autos estarán bloqueando la carretera, porque ellos te esperan... — Volvió su mirada hacia mí. — A ti. — Me estremecí, pero no digo nada.

— Mi apellido es Lawson. — Su voz retumba en mis oídos, y entonces recuerdo el nombre de Hades.

Hades Ricciardo Lombardi Lawson

El hombre a lado de él habla por lo que parece ser un Woky Toky. — Ya se pueden ir. — Y lo siguiente que se escucho fue el rechinar de unas llantas.

— Hades. — Suelto en un hilo de voz. — Hades Lombardi. — Él me mira por encima del hombro.

— Familia. — Es todo lo que me dice, y lagrimas amenazan con salir de mis ojos.

Valeria, y yo nos damos vuelta para ver lo mismo que ven los hombres de adelante, y ambos autos que antes nos escoltaban, ahora estaban dando vuelta en U, yéndose al lado contrario de donde vamos nosotros, el auto comienza a subir la velocidad.

— Darío, ¿de qué mierda va todo esto? — El hombre que ahora sé que se llama Darío, mira de forma fría a Valeria, no dice nada, solo regresa su mirada al frente, y otra vez nos inundamos en un silencio sepulcral.

— No entiendo nada. — Es todo lo que digo.

Darío no habla, pero gira un poco su rostro enseñándome una sonrisa. — Tu novio te lo explicará. — Y cuando iba a refutar, un golpe en la parte trasera del auto, hizo que perdiéramos el control.

Valeria grito por el impacto, y Darío sonreía, a pesar de esta situación.

— ¡Cúbranse, maldita sea! — Valeria, y yo hacemos lo que él pide, y nos cubrimos con nuestros brazos, mientras nos ocultamos en el hueco que hay de separación entre cada asiento.

Se escucha como ellos hablaban, o mejor dicho gritan. Otro impacto más, y ese fue más que suficiente para que el auto frenara de golpe, y el auto que nos estaba embistiendo nos golpeara nuevamente.

— Joder, que puto agresivo. — Valeria, y yo nos mantenemos agachadas, pero al contrario de los hombres, ellos se bajan del auto.

— Tengo miedo. — Regreso mi mirada a Valeria.

— Tranquila, todo estará bien, estoy segura. — Observo la parte delantera del auto, y no hay nadie, suspiro.

— Se bajaron, necesito que te calmes, y nos volvamos a sentar, ¿puedes? — Valeria asiente, y ambas nos acomodamos.

Alzo mi cabeza tratando de saber donde estamos, o que demonios sucedió, y veo a Hades gritarle a Darío. Atrás de Hades hay 4 autos, y varios hombres, es como si Darío fuera un viajero en el tiempo, él vio todo esto venir, joder.

— Quédate aquí, Valeria, voy a salir. — Valeria empieza a negar con su cabeza.

— No, claro que no, acaso ¿estás loca? — Sonrío.

— Si es cierto lo que él dijo, tú no tienes nada que ver aquí, así que, solo quédate. — Ella asiente no muy segura, pero no me refuta.

— Mae. — Vuelvo a mirarla. — Perdón. — Sé a que se refiere, pero no es momento para gritarle, o preguntarle como mierda conoce a ese hombre. 

— Luego hablamos. — Ella asiente, y yo bajo del auto.

Me agacho, para que no me vean salir. Trato de esconderme con el auto, y sigo acercándome hasta el capo del auto, para poder escuchar, y ver todo el panorama.

— No tenías que ser tan jodidamente agresivo, imbécil. — Ese fue Darío, sin dudarlo.

Saco un poco mi cabeza para ver a ambos, y Hades está mirándolo con una expresión de molestia, pero en cambio Darío tiene una expresión burlesca.

— ¿Dónde está? —

— No entiendo de que me hablas. — Darío se hace el desentendido.

— Puta mierda. — Hades lo golpea en la mandíbula, haciendo que este de dos pasos atrás.

— Joder, me lo merecía. — Habla tocándose la zona afectada, y escupiendo, lo que creo que es sangre, por el golpe.

— Todo estaba explicado, ¿qué carajos fue eso? — 

— No te importa. — Hades bufa, y lo agarra de la camisa. 

— Me importa, porque a la que te llevaste es mi mujer, bastardo. — Darío lo empuja. — ¿Qué? ¿te dolió escucharlo? — Él no dice nada, pero mantiene su vista fija en el piso. 

— Así como a ti te duele ser huérfano. — Hades lo empuja, y lo golpea, se posiciona encima de él, y suelta golpe tras golpe.

La imagen es realmente horrible, suelto un jadeo, y cierro los ojos.

— Señor, por favor. — Una voz calmada suena alto, y claro. — Suéltelo, no tenemos tiempo. — 

Hades bufa, y se aleja de él. — Imbécil. — 

Darío se levanta con ayuda de otros hombres, y se limpia la comisura de su labio, con su mano. — Agresivo hijo de puta. — Murmura Darío.

Hades sigue mirándolo, pero no dice nada, cierra los ojos un momento, y respira profundo, pero, como si él hubiera sentido mi presencia, abre sus ojos otra vez, pero está vez su atención se centra en mí.

Darío sigue su mirada, y sonríe.

— Te dije que alguien esperaba por ti. — Hijo de puta, me levanto del suelo decidida a golpearlo.

Camino hacía él con toda la intención de hacerlo, pero un hombre me detiene colocando su brazo alrededor de mi cintura de manera rápida. Suelto un grito por la sorpresa, y empiezo a moverme de manera brusca tratando de liberarme.

— Suéltala. — Apenas Hades termina de decir esa palabra, él brazo de ese hombre dejo de rodear mi cintura.

Hades se acerca a mí con cara de pocos amigos, y mi confusión cada vez es más grande. Hades coloca su mano en mi cuello, y suavemente levanta mi rostro para inspeccionarlo, su mirada se suaviza, y me sonríe un poco.

Eso es todo lo que necesito para saber que todo estará bien, pero, aún así, mil dudas me atraviesan. 


Atracción desafiante. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora