C A P I T U L O T R E I N T A Y D O S
Diamonds.
— Brillas como un diamante, incluso dormida. — Val se remueve un poco en la cama, todo esta oscuro, pero la iluminación de la televisión me deja poder mirarla a detalle.
Llegue hace unos minutos, y poco me importo saludar a esos dos personajes, vine directo a verla, sabía que estaba preocupada, y asustada luego de ver como Darío me golpeaba; pero, por mi cabeza jamás paso dejarla dormir con esa angustia, aunque no podía venir antes.
Me arrodillo a un lado de la cama, y solo miro sus facciones, como su rostro refleja tanta tranquilidad, y eso logra calmarme, verla tan relajada logra hacer más que un maldito tranquilizante, ella es mi tranquilizante, mi droga de la cual no quiero dejar de ser adicto más nunca.
Algo dijo Valeria que ha dormido todo el día, y para ser las diez de la noche, esperaba que ella sola despertara, pero aún así no lo hace. Estuvo viendo televisión, porque la pantalla muestra lo que parece ser a alguien cantando, creo que antes la había visto, creo que es Rihanna, o algo así.
Val está envuelta en la sabana oscura, que da un contraste a su tono de piel pálido, su cabello cae un poco desordenado por su cara, y se mezcla entre las almohadas; su respingada nariz está un poco roja, sus mejillas igual, y sus labios están entreabiertos, pero aún así se ve completamente hermosa, tan inocente, que me dan ganas de corromperla, de hacerla solo mía; marcarla, como un perro lo hace en los postes.
Una pequeña melodía sale del televisor que hasta ahora no había sonado tan alto, y eso hace que Val se remueva de nuevo en la cama.
— Hmm. — Murmura.
— Piccola. — Sus ojos se abren de par en par, e inmediatamente barre la habitación con su mirada hasta que me ve. Sus ojos brillan cuales diamantes.
"Pequeña"
— Ric. — Murmura, y se lanza a mis brazos.
Su pequeño cuerpo se envolvió al mío con fuerza, y su nariz aspiraba mi aroma. — Val, la mia bambina. —
"Mi pequeña"
— Creí que no te volvería a ver hasta que saliera de aquí. — Susurra.
— Jamás dejaría que eso pasará, Val. —
— Lo sé, confió en ti. — Mi cuerpo por completo se paralizo. Ella confía en mí, de verdad lo hace. La abrazo con más fuerza.
— Narra Mackenzie Russo —
Sus brazos me envuelven con tanta fuerza, que no quiero soltarlo nunca más. Siento que si lo hago lo perderé para siempre.
— Dime, ¿qué canción está sonando? — Saco mi rostro de la curva de su cuello, y miro el televisor. Recién comienza una canción de Rihanna.
— Es diamonds, de Rihanna. — Sus ojos miran la pantalla con interés, y la voz de Rihanna inunda la habitación.
Hades se mueve un poco, pero yo me niego a soltarlo. — Vamos piccola, suéltame un segundo. — Cada vez que me da nuevos apodos, mi corazón se llena de felicidad.
Lo suelto a regañadientes, y él busca el control del televisor. Cuando lo encuentra sube el volumen. Se levanta, y pasa sus manos por sus rodillas limpiando el pantalón, mientras yo lo veo sentada en el piso.
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Atracción desafiante. (+18)
RomanceHades Lombardi, un hombre de 1.92 de altura, es frío, calculador, y controlador. A sus 21 años, es un empresario codiciado no solo por su atractivo, sino también por su vasto imperio multibillonario. Sin embargo, muchos murmuran que su vida empresar...