𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑋𝑋𝑉 | Verdades, y frustación.

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C A P I T U L O V E I N T I C I N C O

Verdades, y frustación.

Hades carraspea, algo nervioso, lo cual es demasiado raro en él, porque siempre es seguro de sí mismo, todo en el grita seguridad.

— Entiendo que, para ti, yo te he ocultado exorbitante información, que te hubiera gustado saber mucho antes, sin embargo, todo esto fue por tu propia protección. —

— Ajá. — No digo nada, prefiero mantener mi silencio, a quejarme sobre la realidad de sus palabras, pues si entiendo que sería más fácil, y real el hecho de que nosotras no supiéramos absolutamente nada.

— Bien, que bueno que lo entiendes. — Cambia repentinamente su actitud.

— ¿Qué? — Lo observo confundida por su cambio de actitud tan rápido, como si fuera bipolar.

— Qué bueno que entiendas la situación, ahora debo de hacer otras cosas, si me lo permites, ocupo que te vayas. — Quedo inmóvil de la sorpresa de sus palabras.

Ricciardo, estás comportándote como un completo imbécil. — Entrecierra sus ojos, pero no dice nada, solo me mira.

— Vete. — Que mierda.

— Dijiste que hablemos, esto no es hablar, es darme una oración de argumentación de completa mierda. —

— Pues es la mierda que hay, si quieres saber algo más, pregunta, ya dependerá de mi si contesto o prefiero callarme. — Ruedo los ojos, que jodida mierda le pasa ahora.

— ¿Tu estuviste siempre de acuerdo en esto? —

— No. — Asiento.

— Y, ¿mis padres? — Hades se acerca al escritorio, sentándose en la silla, mientras yo me mantengo inmóvil en el mismo sitio cerca de la televisión, a unos metros de él.

— No. —

— Bien. — Es todo lo que digo.

Hades se acomoda en la silla, sin dejar de verme, y no sé porque mi mente traicionera me lleva al día en el que me quito la virginidad, en la fuerza con la que me tomo, la posesividad, los movimientos, pero, sobre todo él.

— Joder. — Murmuro, moviendo mi cabeza tratando de borrar esos recuerdos.

— ¿Qué tienes?, ¿por qué estás sonrojada? — Puta mierda.

— ¿Cómo se les ocurrió esta horrible idea de completa mierda? — Ataco con otra pregunta.

Él se queda en silencio por un par de minutos, mientras sus orbes azules me observan con indecisión. — No fue mi idea, estaba por mucho negado a esta idea de completa mierda, — Desvía su mirada a la computadora delante de él. — pero, todos estábamos esperando alguna solución más didáctica, quizás. —

— ¿Todos? — La sorpresa golpeo su rostro, e inmediatamente volvió su atención a mis ojos. — ¿Quiénes son todos? — Ataco con otra pregunta, de nuevo.

— Joder, tus padres, Derek, un policía cabeza de foco, y mi persona. — Asiento.

— ¿Mis abuelos? — Niega.

— ¿Por qué? —

— No puedo responder esa pregunta, quizás porque no querían preocuparlos más, ya son personas adultas, — Me observa esperando que entienda sus razones, y esta vez lo entiendo. — no querían darles algo más por lo que preocuparse, y estresarse, lo sabes. —

Atracción desafiante. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora