C A P I T U L O V E I N T I S I E T E
Burbuja del amor.
No sé si tú piensas en mí como yo lo hago en ti. — Rauw Alejandro (RON COLA)
Despierto sintiéndome aprisionada por los fuertes brazos de Hades a mi alrededor, y no quisiera moverme, porque estar entre sus brazos me hace sentirme tan segura, pero me urge ir al baño, así que suavemente muevo mi brazo, tratando de quitar su brazo, pero él se mueve, y ejerce presión a su agarre.
— Vita mia, no te muevas, ¿quieres? — Sonrió ante la manera en la que me llama.
— Tengo que ir al baño, Ric. — Él levanta un poco la cabeza, pero mantiene sus ojos cerrados, causando que mi sonrisa se ensanche, se ve tan guapo así, despeinado, y con su rostro totalmente relajado.
— ¿Ric? — Muevo mi cabeza a la curvatura de su cuello.
— Sip, de Ricciardo. — Murmuro en su cuello. — Hay un piloto de la Fórmula 1, que se llama Daniel Ricciardo, y le dicen "Dani Ric". — Su pequeña maldición en ruso inunda la habitación.
— ¿Es guapo? — Saco la cabeza de la curvatura de su cuello, y busco su mirada; sus orbes azules me miran con intensidad.
— ¿Quién? ¿Dani Ric? — Asiente.
— Pues, tiene la sonrisa más bonita de toda la parrilla, ¿quieres ver? — Lo molesto.
Frunce el ceño. — No volverás a ver la Fórmula 1, tesoro. — Suelto una pequeña sonrisa.
— Solo te molesto, nadie tiene la sonrisa más bonita que tú, Ricciardo. — Él sonríe.
— Lo sé, que se vaya al carajo Daniel Ricciardo. — Suelto una carcajada, y él se mueve, logrando posicionarse encima de mí, pero sin aplastarme con su cuerpo.
— Eres muy preciosa, y si pudiera no nos moveríamos de aquí, pero, hay trabajo por hacer, y cosas que debemos de solucionar, dolcezza. — Asiento, y coloco mis manos en su rostro, acunándolo.
— ¿Pronto acabará esto? — Susurro.
— Espero que sí, realmente es por precaución, pero, estoy seguro que ese idiota del policía hará bien su trabajo, y en unos días podremos volver a la sociedad, sino es antes. — Asiento.
Hades deposita un beso en mi frente, y se levanta.
[...]
Me deslizo por el taburete, viendo como Darío se mueve con cierta duda por la cocina, mientras que Valeria se mueve como si fuera una experta en el arte culinario, cuando ni siquiera sabe hervir agua.
— Buenos días. — Darío es el primero en verme, y asiente con la cabeza, como modo de saludo.
— Hola, buen día. — Valeria me mira por encima del hombro, mientras mueve algo de dudosa procedencia en el sartén.
— Y, ¿Hades? — Vuelvo a mirar a Darío, que ahora come una manzana.
— Ya viene, dijo que tenía algo que hacer antes de venir, no debe de tardar. — Él asiente, y no dice nada más.
— ¿Dormiste bien, Mae? —
— Si, Vale, y ¿tú? — Ella apaga la hornilla, parece que ya está lo que sea que haya ahí.
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Atracción desafiante. (+18)
RomanceHades Lombardi, un hombre de 1.92 de altura, es frío, calculador, y controlador. A sus 21 años, es un empresario codiciado no solo por su atractivo, sino también por su vasto imperio multibillonario. Sin embargo, muchos murmuran que su vida empresar...