C A P I T U L O D I E C I S É I S
Problemas.
Camino entre la multitud tratando de ir hacia el bar. Empujo a algunas personas hasta poder llegar, y situarme en un lugar accesible para mí.
— Hey, me das dos moscow mule, por favor. —
El barman asiente, y comienza a prepararlos, mientras de lejos observó a mis amigas bailar, sonrió burlona.
— Aquí tiene. — Me giro hacia el barman, y le sonrió.
— Anótalo a la mesa 3B-VIP. — Este asiente.
Como pude tome los tres vasos, y camino de regreso hacia mis amigas.
— Joder, hasta que regresas, ya estaba pensando en ir a por ti. — Ruedo los ojos.
— Cállate Valeria. — Me tira un beso antes de tomarlo.
Tomo de mi vaso, y de repente la música se detiene, las luces se apagan, para luego sonar la intro de una canción.
— Es inocente de Feid, y Mora, joder. — Grita Pamela.
Y como si todo el lugar la hubiera escuchado, los gritos no se hicieron esperar, y menos la emoción entre la multitud, incluyéndonos. Amamos está canción.
Las tres nos miramos, hacemos la señal del himno, y empezamos a gritar como desquiciadas.
Las personas a nuestro alrededor también gritan, y las tres nos sentimos completamente bien, puede que esta no sea la zona VIP, pero aquí es más divertido que los aburridos de arriba.
— ¡Lo intenté, pero fracasé! — Gritamos todas las personas.
Veo a Pamela acercarse a Valeria para decirle algo, pero no presto atención, y me sigo moviendo y disfrutando del ambiente, gracias a Christian, y a sus padres que alquilaron este lugar para celebrar su cumpleaños, su legalidad, porque hoy cumple dieciocho años.
— ¡Abuelo me lo dijo, el amor no funciona, quien meno' te espera', se va y te traiciona! —
— ¡Te fuiste sin despedirte! — Pamela grita, y las tres nos miramos, y gritamos simultáneamente. — ¡Como si nunca me quisiste! —
Nos echamos a reír, y seguimos cantando, las personas a nuestro alrededor también cantan, y ríen. Delante de nosotras pasa Danika, con su celular grabándose cantando, y cuando se posiciona a lado de nosotras, empezamos a cantar con ella, mirando la cámara trasera del celular.
— ¡Tú solo mentía' y yo tu fiel creyente, mil sueño' me vendía', yo fui tu cliente! — Danika suelta una risa, y todas reímos.
Danika, se va, y Valeria, y yo seguimos cantando, mientras Pamela busca su trago.
— Una foto, putas. — Suelto una risa, y Vale, y yo nos posicionamos detrás de Pamela, y sonreímos a la cámara del celular. Nos tomamos muchas fotos, y algunos boomerang, para instagram.
Muevo mi cuerpo, y grito la canción sin importarme nada con mis amigas, mis personas. — ¡Tú callaíta chequeando mis mensaje', y yo al garete llevándote de viaje! — Nunca he disfrutado una canción tanto, como lo hago con esta, quizá sea porque estoy con mis amigas, o porque ha sido una semana difícil, y no veo a Hades desde el lunes, y hoy es sábado.
— ¡Nadie te va amar como yo ni va a chingarte como yo! — Canto con mis amigas, hasta que Pamela se me acera. — Voy a por un trago. — Grita en mi oído, y asiento. Es normal que grite, todas las personas aquí están gritando, y es difícil escuchar a alguien si no está hablándome en el oído.
Sigo bailando, y cantando, pero siento que alguien me jala del brazo, empezando a arrastrarme entre la multitud. Desconcertada miro a Valeria que me jala, con expresión preocupada, hasta que nos detenemos delante de una puerta.
— Joder, mierda, perdonadme. — La miro confundida.
— ¿Qué demonios sucede? — Ella me mira asustada.
— Nunca te dije muchas cosas, porque no creí que fuera a ser algo serio con él, pero está aquí, y viene por las dos. — Mi corazón se paraliza.
— ¿De quién mierda hablas? — Suelto bruscamente, tratando de alejarme de ella, pero solo hace que apriete su agarre.
— Joder, ahora no es tiempo de explicar, vamos. — Me jala fuera del lugar.
La fría brisa de la noche choca contra nosotras con violencia, dándonos un escalofrió por todo el cuerpo, observo un poco el lugar, y es un callejón, con grandes cajas tiradas.
Trato de bajarme un poco el vestido, porque el frío, y yo no nos llevamos nada bien. Valeria me jala, y eso hizo que volviera mi atención a su rostro, ella me mira nerviosa.
— Vamos a ir a... — No termina de hablar, porque un hombre alto, vestido de negro, y con una mirada llena de furia, y confusión, se detiene delante de nosotras, haciendo que detuviéramos el paso de caminar de forma abrupta.
Valeria se tensa, y empieza a moverse, delatando su nerviosismo.
— ¿A dónde, eh? — Su voz resonó por el callejón.
Empecé a temblar, pero no bajo la cabeza, y respondo. — ¿Quién mierda te crees? — El hombre delante de nosotras me mira alzando una ceja.
Suelta una risa burlona, y habla. — Caminen. — No fue una pregunta, fue una orden más bien. Ambas retrocedimos, pero el sonido de la puerta nos hizo girar la cabeza.
De la misma puerta de la que habíamos salido nosotras, salen tres hombres, vestidos de negro, y con cara de matones. Valeria y yo nos quedamos quietas.
— ¡Que caminen, joder! — Ambas saltamos en nuestro lugar, pero le hacemos caso, y lo seguimos.
Él hombre delante de nosotras camina destilando confianza. Ambas caminamos detrás de él sin emitir alguna queja, o insulto hacia él.
— Iremos a dar una pequeña vuelta. — Habla, lo miro confundida, y de pronto tres autos se detiene a lado de él. — Les gustará, ahora suban. — Habla señalando los autos que ahora sé que son tres SUV Ford Explorer 2023, de color negro.
Iba a quejarme, y a negarme, pero Valeria me jalo por décima vez en la noche, haciéndome callar. Entramos en silencio, y nos acomodamos en los asientos de atrás, mientras que él se sube en los asientos que están delante de nosotras, junto a uno de sus gorilas, para que después, otro de sus gorilas se sienta de copiloto, y el auto comienza a dar marcha a la ubicación desconocida.
El ambiente se siente pesado, e incómodo, sin contar el silencio sepulcral que hay.
— Sus celulares. — Habla, dándose vuelta, y poniendo su mano al frente de nosotras. Valeria se mueve tratando de sacar su celular del bolsillo trasero de su pantalón, para luego dárselo, y que él sonría complacido.
— No. — Me niego a entregar mi celular.
— No te estoy preguntando, hazlo. — Iba a volver a negarme, pero Valeria me mira como si quisiera suplicarme que lo haga sin quejarme. Bufo, lo saco de mi bolsillo, y se lo entrego.
— Es como si las dos hubieran decidido comprar el mismo iPhone, solo que uno en negro, y otro en blanco. — Habla haciendo referencia a los celulares, mientras se acomoda de nuevo en su lugar.
— ¿A dónde vamos? — La voz temblorosa de Valeria se escucha baja, casi es un susurro.
— Princesa, daremos una pequeña vuelta, algo rápido, no te preocupes. — No sé porque siento que ellos se conocen, es como si él la viera preguntándole un millón de cosas, pero ella solo se encoge en su lugar.
— ¿Por qué? —
— Ya, cállate, no me dejas pensar, carajo. — Casi grita el hombre, y ambas nos quedamos en silencio.
Miro por la ventana, y reconozco el camino, pero, luego ya no, es como si las calles cambiaran repentinamente.
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Atracción desafiante. (+18)
RomanceHades Lombardi, un hombre de 1.92 de altura, es frío, calculador, y controlador. A sus 21 años, es un empresario codiciado no solo por su atractivo, sino también por su vasto imperio multibillonario. Sin embargo, muchos murmuran que su vida empresar...