𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝐼𝑋 | ¿Qué tú, qué?

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C A P I T U L O N U E V E

¿Qué tú, qué?

Me detengo un momento, y miro a mi alrededor, absorbiendo cada detalle de la oficina de Hades. Es un espacio que refleja su personalidad de manera discreta. La biblioteca, con sus estanterías de madera oscura, está repleta de libros bien organizados. Algunos son volúmenes de negocios, pero también hay novelas clásicas, y títulos sobre filosofía que me dicen que hay más en él de lo que muestra.

La luz que entra por la ventana baña la habitación en un resplandor cálido, resaltando el orden meticuloso de su escritorio. Cada cosa tiene su lugar: una computadora elegante, y moderna, un par de bolígrafos alineados perfectamente, y una pequeña planta que añade un toque de vida al espacio. Todo está impecablemente limpio, como si hubiera un compromiso tácito con el orden.

El aroma que llena la oficina es inconfundible. Es una mezcla sutil de su colonia, un toque de cuero de la silla, y algo que no puedo identificar, pero que me resulta reconfortante. Es como si su esencia estuviera impregnada en las paredes.

A un lado, hay fotos enmarcadas que muestran momentos de su vida: él sonriendo con amigos, en eventos, y en un par de ellas, con su familia, tal parece, por la genuinidad de las fotos, pero se nota que no son actuales. Me sorprende lo íntimas que son, considerando lo reservado que es.

No puedo evitar sonreír al notar un par de pequeñas figuritas en su escritorio, un recordatorio de que, detrás de la fachada seria, hay un lado más lúdico. Quizás no todo en él es trabajo, y seriedad.

Sonrío un poco, mientras camino aburrida por su oficina, detallando algunas cosas; me quedo pensando en todo un poco, y entonces, como flash, recuerdo a Valeria, y Pamela. Mierda tenía cosas que hacer.

Saco mi celular, y marco el contacto de Pamela, me recargo en la mesa mientras trato de comunicarme con ella.

Maldita. — Sonrió.

— Perdón, de verdad, lo olvide por completo, cuanto lo siento vida mía. — Hablo mordiéndome el labio inferior.

Ya no importa, agende la sesión fotográfica para mañana en la tarde, después de tus clases, igual hoy no trabajaban. — Asiento.

— Está bien, ¿entonces mañana me recoge Martín? —

Yo te mando un mensaje cuando lo sepa, porque aun no me responde, igual yo tengo acá la ropa que tienes que usar para la sesión fotográfica, y también para hacer el comercial a las 6 de la tarde con los nuevos artículos de belleza. — Muevo mi pie un poco.

— Yap, muchas gracias Pamela. —

Si, no pasa nada, hasta mañana. —

— Hasta mañana. — Cuelgo.

Resoplo cansada, mañana será un día largo.

Miro un rato el techo pensando sobre este trabajo, me gusta, siempre me ha gustado modelar, pero últimamente se ha hecho cansado, debo dormir más temprano, es lo mejor. Bajo la mirada a mi celular, y busco el contacto de mi mejor amiga,  cuando ya lo tengo, marcó el número.

 Hija de puta, ¿dónde estás metida?. — Ay, si dolió.

— Ay, que grosera gonorrea. — Dejo de recargarme en el escritorio, y camino por la oficina.

Se escucha una risa. — Dramática, pero ya, dime, me llamas porque es una de dos, o me vas a cancelar la salida o para confirmar la salida. — Sonrió, me conoce muy bien.

Atracción desafiante. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora