C A P I T U L O V E I N T E
Hades.
«Días Antes»
Prácticamente corro al recibir el mensaje de Derek sobre una carta para Mae de Fabián, y lo urgente, y peligroso que se está poniendo la situación, tanto que está siendo difícil poder manejarla correctamente sin levantar sospechas de terceros.
Él tono de voz que uso Derek causo que me diera un sentimiento de miedo, pero de protección hacia ella, como si en el fondo sintiera que me voy a enterar de mierdas que no me van a gustar nada, por ello, bajo las escaleras de dos en dos.
Me explico que no han parado de llegar las cartas, las notas amenazantes anexadas con fotos de ella sola, con sus amigos, con sus padres, con él, e incluso conmigo, lo que hace que está situación se les salga de las manos, sin embargo, otra cabeza ayudando no estaría mal, y menos cuando se trata de la mujer que se está llevando todos mis suspiros sin darme cuenta.
Poco me importa la gente que me ve salir corriendo de la puerta de las escaleras a la puerta principal, donde ya mi auto tiene la puerta abierta esperando a que yo entre para arrancar.
Subo sin mirar atrás, y cierro la puerta sin mirar más; el auto sale a toda velocidad hacia la ubicación que me mando Derek minutos antes.
Mi celular suena, y contesto sin ver quien es.
— Hades Lombardi. — Respondo.
— ¿Vienes de camino? — Suspiro, es Derek.
— Si, ya voy llegando, estoy ahí en un par de minutos. —
— Hágale pues, lo vi. — Sonrío, lo peor que pude haber hecho es decirle que vea Pablo Escobar.
— Deje la bobada, pues parce. — El ríe.
— Ya, hágale, yo acá lo veo, firma. — Asiento, sabiendo que él no me puede ver, y cuelgo.
Reviso algunos correos, y mensajes, dando respuestas, y mandándole algunas cosas a mi secretaria, para que elabore mi agenda, y poder ponerme de acuerdo con los nuevos inversionistas.
— Señor, en unos segundos llegaremos. — Asiento hacia las palabras de mi chófer.
Reviso las cosas hasta que me llega un mensaje de Mae, y recuerdo el "almuerzo" que tuvimos en McDonald's.
Abro el mensaje.
Mackenzie Russo: Hola, gracias por lo de hoy, espero que se repita<3.
Sonrió como imbécil al mensaje, joder, ella me hace sentir como si fuera un jodido crío.
— Llegamos. — Levanto la mirada, y me doy cuenta que es cierto.
Guardo mi celular en el bolsillo interno del saco, y salgo del auto. Es la primera vez que veo está casa, pero no digo nada, me mantengo neutro.
— Hades. — Dirijo mi mirada a la voz, y Derek me mira desde la puerta.
Camino hacia la puerta, y antes de entrar saludo a mi amigo; al entrar el olor de galletas me embriaga la nariz, y me hace estremecer lo cálido que se siente estar aquí con el frio que hace afuera a pesar de ser las 5:30 de la tarde.
— Que bueno es verlo nuevamente, señor Lombardi. — En mi campo de visión aparece el padre de Mackenzie.
Su semblante es preocupado, sus ojos se ven cansados, y se nota que lleva mucho más tiempo que yo aquí, por su ropa arrugada, y su cabello despeinado.
— También es bueno verlo, señor Russo. — Ambos estrechamos nuestras manos. — Aunque no esperaba que fuera en esta situación. — Él hombre delante de mí se tensa, pero asiente.
— Si, nadie esperaba que fuera en esta situación. — La madre de Mackenzie aparece detrás de William.
— Buenas tardes, señora Elizabeth. — Ella me mira amable, y se acerca a mí.
— Deja las formalidades, estoy segura que mi hija y tú se traen algo, así que, por favor, llámame Elizabeth. — Sonrió algo incómodo, pocas son las veces que sonrió, pero esta mujer trae una tranquilidad, y una calidad de la que es imposible escapar.
— Bueno, a lo que venimos, sígame. — William llama nuestra atención, y todos lo seguimos.
Caminamos por el largo pasillo, hasta atravesar unas puertas, las que dan a lo que parece ser un estudio.
En una mesa grande, rectangular de vidrio, hay varias hojas, varias fotos regadas, en el suelo hay cajas, y una pila de hojas, en el centro hay lo que parece ser un proyector, y en ciertos asientos hay carpetas.
— Hades. — Mis ojos se dirigen hacia William, quien está al lado de un señor, del cual no me había percatado de su presencia.
Es un hombre alto, con ropa casual, pero una cinturilla que tiene una placa, lo que parece ser que es de la policía.
— Te presento al coronel de la policía, Edward Wilson. —
— Edward, te presento a Hades Lombardi. — Ambos estrechamos nuestras manos.
— He escuchado mucho acerca de usted, y de su trayectoria, debo de admitir que me siento intimidado por su presencia, pero, al contrario, usted se ve tan tranquilo. —
— No siento que usted sea una amenaza, por ende, no veo porque me he de sentir intimidado, o inquieto. — Edward asiente.
— Me impresiona lo maduro que se escucha para su corta edad, logró graduarse con honores, de dos carreras universitarias, y solo teniendo 19 años. —
— Gracias, se lo debo a mi coeficiente intelectual. — Edward sonríe.
— Tomen asiento, por favor. —
— Fabián Jones. — Habla Derek, para que luego a su espalda apareciera una foto de él.
Elizabeth se acerca a su esposo, para que luego, William se siente en la cabeza de la mesa, y su esposa a su lado derecho, mientras que yo me siento al lado izquierdo de William, en cambio, Edward se sienta a lado de la señora Russo.
— Al contrario de empezar a explicarles todo, les explicaré desde el momento exacto donde todo comenzó. — La foto de Fabián cambia, a una de varias notas, hojas, y fotos, mostrando todo lo que está en el regado por el piso, y la mesa. — Lamento tener que exponérselos de esta manera, pero, todos aquí somos empresarios, a expresión de usted, señor Wilson. — Este último sonríe, hace una seña para restarle importancia.
— Todo comenzó unos días después de lo ocurrido con una carta, pero, nunca la abrimos, pero, de repente llegaban notas al capo del auto de mi madre. — A su espalda la foto de un Audi RS 7 Sportback 2021, en rojo, con una nota en el parabrisas se hace presente. — Aquella nota tenía un mensaje amenazante. — La foto cambia a una donde esta lo que dice la nota. — Como se dan cuenta, esa fue la primera nota, y dice así "Ojalá escondas bien esto Elizabeth, porque juro que haré todo porque ella vuelva a mí, por poder probarla, poder quitártela. No juegues con lo que es mío, porque te puedes morir, así era el dicho, ¿no?" F.J. — Respiro profundo para así poder contener mi furia.
[...]
Luego de dos horas de explicaciones, de fotos, de notas, y de todo lo que tenga que ver con ese hombre, damos por terminado toda la explicación, ahora necesitamos una solución para mantener a salvo a Mae.
La pregunta real, es ¿cuál sería la solución?
Maldita sea, que jodido, y asqueroso es toda esta mierda en la que todos nos sentimos ahogados, y cansados.
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Atracción desafiante. (+18)
Storie d'amoreHades Lombardi, un hombre de 1.92 de altura, es frío, calculador, y controlador. A sus 21 años, es un empresario codiciado no solo por su atractivo, sino también por su vasto imperio multibillonario. Sin embargo, muchos murmuran que su vida empresar...