C A P I T U L O Q U I N C E
Celos.
Luego de un par de horas más explicándole todo, presentándolo con cada docente, mostrándole el aula, ya he terminado, y el timbre que indica que se ha culminado el horario escolar me bendice.
Así como me bendijo Valeria con increíble chisme, en la mañana, en medio de una aburrida, muy aburrida jornada con Leonardo. Con mi maleta sobre mi hombro, y mi mejor amiga Valeria a mi lado, salimos.
Entre tantos estudiantes caminando por el enorme campus, y entre tantos autos, lo veo, no solo a él, sino su fuerte presencia, es como si todos a su alrededor fueran hormigas que él fácilmente puede aplastar.
Veo a Hades sentado sobre un Lamborghini Urus negro, con el mismo traje de la mañana, pero con unos lentes de sol cubriendo sus ojos.
— Es él. — Valeria inmediatamente gira la cabeza para verlo, y sonríe cuando lo ve.
— Te envidio, ahora anda con ese papacito. — Río un poco, y me despido de ella.
Bajo los escalones, caminando directo a Hades, despidiéndome de algunas personas que en el camino se me acercan, y cuando estaba a casi 3 metros de Hades, siento a alguien envolver su mano en mi antebrazo impidiéndome caminar más.
— Mackenzie, te estaba buscando. — Me doy vuelta e inmediatamente Leonardo aleja su mano de mí. — Disculpa, es que te llame, pero no me escuchaste. — No digo nada, porque es cierto, no lo escuche, estaba concentrada viendo a Hades.
— Ah, hola, si, dime. —
— Quería preguntar si puedo llevar cualquier hoodie como tú, o tiene que ser el del instituto. — Sonrió falsamente. Casi un día completo, y ahora me lo pregunta.
— Puedes comprar la chompa del instituto en secretaria, por allá. — Me muevo un poco, y señalo el edificio, él sigue con la mirada hacia donde apunto, y asiente. — O puedes llevar un hoodie blanco, negro o azul oscuro, del mismo tono de tu pantalón. —
— Oh, entiendo. — Se rasca la nuca, parece nervioso.
— Si eso es todo, debo de irme. — Cuando me iba a ir, vuelve a colocar su mano sobre mí, pero esta vez en mi muñeca, y, antes de que pueda reaccionar, escucho la voz de Hades.
— Suéltala. — No fue una pregunta, eso esta claro, sonaba más como una advertencia, su voz se escuchaba más ronca de lo normal.
Me doy cuenta que su tono de voz cambia depende de la situación, o incluso dependiendo de la persona; pero, aunque su tono de voz cambie, todo lo que sale de su boca, son ordenes, o advertencias, hacia otras personas, y es raro que conmigo nunca haya usado esa mirada, o ese tono de voz, pero no raro de malo, solo raro de diferente; me hace sentir diferente, ¿especial? quizá.
Leonardo me suelta, e inmediatamente Hades desliza sus manos por mi cintura.
— Gracias, acatas rápido las ordenes, ahora, veamos si eres igual de obediente. — Hades aprieta su agarre en mí. — Que sea la última puta vez que pones tus asquerosas manos sobre mi mujer, ¿entendido? — Mi corazón golpea fuerte.
Dijo mi mujer, mi mujer, mi mujer.
— ¿Quién eres? —
— Te importa un carajo. — Leonardo da dos pasos atrás por la mordaz respuesta de Hades. — Te pregunte si entendiste, ¿lo hiciste? — Leonardo asiente varias veces. — Quiero palabras, o te comió la lengua el ratón. —
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Atracción desafiante. (+18)
Roman d'amourHades Lombardi, un hombre de 1.92 de altura, es frío, calculador, y controlador. A sus 21 años, es un empresario codiciado no solo por su atractivo, sino también por su vasto imperio multibillonario. Sin embargo, muchos murmuran que su vida empresar...