C A P I T U L O D I E C I O C H O
¿Planeado?
— Ven. — Hades entrelaza nuestras manos, alejándome del auto golpeado, y de los hombres de Darío.
El cuerpo de Hades se siente tenso, demasiado, pero no digo nada.
— Valeria. — Hablo, y suelto la mano de Hades.
Doy media vuelta, regresando a por mi amiga, nadie se interpone en mi camino, y eso me hace sentir tranquila. Abro la puerta del auto, y Vale mira cada gesto, y cada movimiento que hago. — Ven, vámonos. — Valeria me hace caso, y se baja del auto.
Valeria y yo caminamos directo hacia Hades, pero, de un momento a otro, Valeria ya no está a lado mío.
— ¿Qué demon...— Me doy vuelta, y veo como Valeria camina directo a Darío, quien la observa sin perder un detalle.
Una vez que ella está delante de él, le suelta una cachetada, que hizo que Darío se tambaleara en su lugar, y estoy segura que no es por el golpe de Valeria, es por lo sensible que debe de estar luego de la lluvia de golpes que le dio Hades. Como si fuera película, los hombres detrás de Darío sacan sus armas, y apuntan a mi amiga.
— ¡Valeria! — Mis movimientos fueron automáticos, y trate de correr hacia ella, pero la mano de Hades me lo impidió; él en un rápido movimiento envuelve su cuerpo contra el mío, pero, cuando me iba a quejar, Darío grita.
— Bajen las putas armas, ¡ella es mi jodida mujer, imbéciles! — Y de repente, todo se detuvo.
Los hombres delante de ella bajaron las armas, y la vieron muy apenados. Darío se toca la zona afectada, y escupe sangre, de nuevo, irónicamente lo había golpeado en el mismo lugar donde Hades ya lo había golpeado más de una vez.
— ¿Tu mujer? — Pregunto desconcertada, y el cuerpo de Hades se estremeció.
Hades me suelta, pero, no se ve sorprendido.
— Hades, ¿tú lo sabías? — Este se rasco la nuca nervioso.
— Mackenzie, no te...— La corte.
— No te atrevas a darme tus estúpidas excusas, eres una jodida mentirosa. — Camino hacia ella y la empujo. — Todo este tiempo estuviste revolcándote con un loco de mierda, y no tuviste la puta decencia de llamarme, y así me exiges comunicación, hipócrita. — Mis ojos se llenan de lagrimas de molestia, de todo el enojo que estoy sintiendo, acumulado con el puto desastre de la fiesta.
— No le hables así. — Miro a Darío, y levanto una ceja con ironía.
— Tu cállate, estúpido. — Lo señalo. — Me sacas de una fiesta, para comenzar un puto circo sin sentido. —
— Esto era planeado. — Me quedo quieta, y Darío asiente. — Todo esto fue planeado, necesitábamos hacer que se viera como un secuestro, y que las cámaras captaran el momento donde el auto es embestido, para luego encontrar el auto vacío. — Lagrimas salen de mis ojos sin control.
— ¿Por qué? — Empiezan a escucharse sirenas de la policía a lo lejos, y todos se pusieron alertas.
— Te digo en el camino, por favor, vámonos. — Hades llama mi atención.
— Por favor. — Asiento, y me limpio las lagrimas bruscamente.
Todos prácticamente corrimos hacia los SUV Ford Explorer King Ranch negras de Hades, estos hombres tienen una obsesión por este tipo de vehículos de la marca Ford.
Darío, y Valeria se subieron a una, mientras que Hades y yo en otra, ni bien Hades cerró la puerta, los vehículos arrancaron a toda velocidad lejos de la escena del accidente. Por la ventana veía el cielo, algunas estrellas se llegaban a asomar al oscuro cielo, y la luna se veía más bonita que otros días.
La fría mano de Hades toco suavemente mi mano, no lo veo, pero tampoco quito mi mano.
— Te juro que no quise asustarte. —
— ¿Por qué? — La mano de Hades se aleja de la mía.
— ¿Recuerdas el día en el que te conocí? — Asiento, no muy convencida de que me estuviera viendo.
— Bien. — Suspira. — Fabián fue juzgado en un tribunal, en el que le dieron 6 años de prisión, no solo por ti, sino por ciertas anomalías que encontraron en el transcurso de la investigación, y aún el caso no es cerrado, hay otros casos, que concuerdan con la descripción de él. — Giro un poco mi cabeza para verlo, pero, él no me mira, mira al frente. — Su padre quedo en quiebra inmediatamente, le quite todo lo que poseía, y se volvió un trabajador más en la que un día fue su empresa, por eso, no pudo seguir cubriendo a su hijo. — Sonríe, pero esa sonrisa se ve vacía. — Sin embargo, no le hizo mucha gracia que su hijo fuera a prisión, y menos con él ya no siendo el mismo millonario e influyente en la sociedad, fue un golpe duro para ambos. — Se tapa el rostro con ambas manos.
Me mira, y por primera vez sus ojos ya no son fríos, y lejanos a la situación, es como si con su mirada quisiera decirme más de lo que demuestra.
— El día que estuvimos juntos, empezaron a llegar notas dirigidas para ti. — Me estremezco.
— ¿Para mi? —
— Si, de Fabián. — Asiento.
— Estas notas eran amenazas, pero, después de haberte ido a ver a tu instituto, las notas repentinamente dejaron de llegar, algo que nos preocupo a tu familia, y a mí. — Frunzo el ceño, todos lo sabían, menos yo. — Por eso, me perdí esta semana, porque estaba investigando que jodidas mierdas paso con él, y cuando por fin obtuve la información, descubrimos que, él había salido bajo fianza. — Hades se tensa.
— El problema, Mae, es que, era imposible que saliera bajo fianza, así que, moví ciertos contactos, y descubrí que el juez que atendió el caso, es hermano de Andrew, el padre de Fabián. — Mierda. — Y desde ese momento, todo empeoro, empezaron a llegar fotos de ti en diferentes lugares, con distintas personas, y debíamos buscar una solución que los hiciera desconcertar, y...— Lo corto.
— Y se les ocurrió secuestrarme, y darme el puto susto de mi vida. — Digo sarcástica.
— Val, si no éramos nosotros, eran ellos. — No digo nada.
— Hubo un día en el que, él y yo, éramos tan sanos, tan lejanos a la toxicidad del mundo, pero, ya veo que nunca fue así, construimos una casa, que luego él dejo arder. — Hades se mantiene en silencio.
Y solo por ese momento, siento tanto miedo, y tanta tristeza por el que un día fue mi novio.
[...]
Al llegar al lugar donde supuestamente estaría "segura", pienso en Fabián.
Sin poderlo evitar, empiezo a llorar, recuerdo todas las veces que me sentí en un hogar con él, todas las veces que me brindo sus brazos para dormir, su pecho para llorar, y sus manos para sostenerme.
Lloro sin poder evitarlo.
Ahora él busca vengarse por consecuencias que él mismo provoco, y no estoy lista para enfrentar todo lo que se viene.
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Atracción desafiante. (+18)
RomansaHades Lombardi, un hombre de 1.92 de altura, es frío, calculador, y controlador. A sus 21 años, es un empresario codiciado no solo por su atractivo, sino también por su vasto imperio multibillonario. Sin embargo, muchos murmuran que su vida empresar...