—¿Ahora qué hago? El jeti es mi jefe Marcelo, solamente a mí me ocurren cosas como estas. Estoy arruinada hasta la médula por Dios del cielo —es tanta la presión que estoy hablando sola en mi habitación—. Lo que me falta es volverme loca, nunca pude imaginar que las palabras que me ha dicho son porque es mi jefe. Claro que es imposible no verlo más nunca en la vida. Ay por Dios estoy muerta, acabada, qué vergüenza. Los horrores que le dije y los maltratos. Rayos mi mal genio siempre me juega malas pasadas ahora como me safo de este enredo —mejor pido un buen vino tengo que olvidar este momento aunque sea por hoy.
Tomo el teléfono de la habitación y marco para el servicio.
—¡Buenas noches! Deseo una botella de vino tinto a la habitación, por favor. Gracias —en diez minutos estaban tocando mi puerta. Fui corriendo para recibir mi vino.
—¡Sorpresa! Extrañaste mi voz. Te pusiste pálida antes —lo dijo con una sonrisa que me dejó embelesada.
—¡Se...se...señor Martelli! ¿Qué hace usted aquí? —trato de no sonar nerviosa pero no lo logro.
—Vine a verla creo que tenemos una conversación pendiente. ¿No está de acuerdo conmigo? —habla sin problema ninguno y en observación total de mis movimientos.
Me siento como en una escena de la presa y su cazador al acecho. No puedo respirar, ahora este hombre quiere conversar y no es el mejor momento. Universo ayúdame. En segundos me trajeron el vino, al Marcelo ver lo que pasaba un brillo ilumina sus orbes. ¿Qué le pasa? ¿Por qué juega con mis nervios?
—Muchas gracias por el vino no se preocupe me quedo con la botella y las copas puede llevarse lo demás —miro como el señor del servicio se marcha y puse mi atención en Marcelo—. Mire señor, hoy no es el momento de conversar ni mucho menos.
—¿Y cuándo lo es señorita Eva Smith? —se lame los labios y sus manos las puso en los bolsillos de su pantalón. Lo observo detenidamente es un cabrón, lo hace a propósito.
—Por Dios entre ya— lo halé de la camisa y entró sin tener yo qué hacer fuerza. Cerré la puerta y tomé una bocanada de aire —Mire señor Martelli lo que usted quiere es una disculpa y no lo voy a hacer. Usted para mí sigue siendo el jeti, el abominable hombre de las nieves que destrozó mi teléfono sin una gota de arrepentimiento. Está satisfecho es lo que pienso, ahora si me permite tengo un vino que degustar.
Marcelo me mira de arriba a bajo, yo quiero controlar mi incomodidad al mirarlo pero no sé porque no lo logro, los nervios florecen rápidamente. Empieza a caminar lentamente hasta estar bien cerca, se agacha y puedo sentir su respiración en mi rostro. Ay Dios, me desmayo.
—Yo no quiero ser el jeti para usted. Quiero ser su jefe si no le molesta. Mañana quiero que usted sola se reúna conmigo. Así que lo mejor sería que no tome tanto de ese vino. A partir de ahora cuando estemos solos no hay formalidades. Eva, ¿estás de acuerdo conmigo? —su cercanía me tiene como un volcán en erupción y diciendo aquellas palabras sin vergüenza alguna.
Doy un paso atrás. Me aclaro la garganta y me seco un poco el sudor de mi frente.
—Señor Martelli prefiero que no nos tuteemos es raro entre jefe y subordinada, usted yo somos dos extraños, no nos conocemos para nada señor. Si la reunión es de trabajo voy a estar donde me cite sino fuera así no iré —planteando mi posición ante él me aseguro a mí misma de no cometer errores.
—Si le soy sincero, la reunión no tiene nada que ver con nuestro contrato. Yo sólo quiero disculparme por lo que pasó en el aeropuerto. ¿Aceptas o no? —el tono que utilizó fue incómodo y autoritario.
¿Estará molesto porque rechazo ir a una reunión que no sea de trabajo? Bueno no me importa su molestia, sencillamente es su problema no el mío.
—Señor acepto sus disculpas pero no hace falta que lo enmiende con una cita, con las disculpas está bien —trato de sonar convincente.
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El poder de mi Universo.
RomanceDerechos reservados de autor. Eva Smith y Jen Collins su mejor amiga inician un viaje a la captura de sus sueños. Encontrarán el trabajo ansiado, lograrán su crecimiento profesional y un poco de diversión al llegar al destino. Sólo que Eva lidiará...