El despertar fue muy tranquilo, tanto que me llama la atención, porque últimamente las mañanas son moviditas la verdad. Me siento un poco incómoda al pensar en la cita de hoy en el almuerzo. ¿Cómo hubiera sido si fuera sola? Es mejor ni pensar porque se ve que Stefano es superdirecto. Menos mal que Jen me tira un salvavidas cuando estoy en medio del océano infinito y pensándolo bien creo que esos dos harán buena pareja son tal para cual. Hoy no siento ganas de salir de esta habitación voy a pedir algo al servicio. Pero... qué estupidez estoy pensando ahora, se me fue la olla. No quiero salir porque... tengo ganas de que Marcelo toque la puerta y entre con su mal genio de los mil demonios.
—¡Uuuuf! —suelto un poco de aire y hablo conmigo—. ¿Eva en serio? Ahora extrañas a tu jefe que haces de todo para quedarte por si viene a reclamar o lo que sea que suceda da igual.
Froto mi sien y voy en dirección al baño. Necesito una ducha de cabeza a pies en estos instantes más que un hábito se ha convertido en un método recurrente para el estrés. Cuando termino me siento como nueva hasta hidrato mi pelo para que mi afro se vea deslumbrante y suave. Me envuelvo en una toalla para buscar la ropa que me voy a poner. Aparto una blusa blanca corta con las mangas por los hombros, una falda rosa ajustada hasta la altura de la cintura y unas botas negras a la altura del tobillo. Después de vestirme me miro al espejo y es perfecto el vestuario. Me pongo un labial de brillo color marrón y pinto mis ojos con lápiz negro y rímel sin sombra.
Salgo a ver por dónde anda Jen y no tuve que llegar, ella estaba cerrando la puerta de su habitación al igual que yo la mía. Su vestuario una hermosura. Se tomó muy en serio el desviar la atención de Stefano hacia mí y yo por supuesto superagradecida. Se puso una blusa de mangas tres cuartos de cuello profundo que cerraba con dos botones, un short a juego color amarillo y unas sandalias destalonadas con diseño de diamantes de imitación con tacón delgado un poco altos para aumentar su estatura.
—Jen te ves increíble, ¿quizás exagerastes un poco con la blusa? Estás mostrando mucho tus dotes. ¿No crees? —le comento admirando su atuendo.
—El objetivo es que Stefano quite su vista de ti, ¿no es así? Esto es justo lo que él necesita si no lo logro es que le gustas de verdad y en ese caso estás jodida —habla mirando que todo esté bien con su vestuario y caminando hacia mí.
—Jen hoy tenemos que disfrutar por lo alto el día. Mañana es un día de organizar todo para comenzar con el trabajo que vinimos a realizar aquí o sea en pocas palabras se acaba pronto la diversión. ¿Qué dice Marcos de la discoteca va con nosotras? —la miro con curiosidad.
—Por supuesto que va con nosotras y ya tiene el lugar y todo. Nos va a llevar a un evento que organizaron en un lugar que se llamaaaaa... Ay no sé cómo decirlo. Él me pasó unas fotos del local y está perfecto —la emoción la invade.
—Entonces todo está resuelto para la noche, después me dices el horario de salida para no demorarme mucho. ¿Vamos a caminar o tomar un taxi?
—Por supuesto que en taxi porque con estos tacones no duraría todo el camino a pies.
—Lo que haces tú por mí, te adoro. Entonces busquemos el taxi —mientras caminamos para salir del hotel le comento— Jen hay una sola cosa que me perturba de Marcos. Lo del apoyo hacia nosotras lo sé. Es porque se siente atraído por ti pero el flat es mucho para ser trabajador en un hotel. Para mí que tiene una vida secreta que no le gusta comentar —la miro para que me diga que opina o sabe.
—Si te soy sincera, yo también pienso lo mismo. Pero eso lo solucionamos hoy. En la noche vamos a conocernos mejor. Eva, por qué no le decimos que traiga a algún conocido para ir en pareja —me puso los ojos del gato con botas de Shrek.

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El poder de mi Universo.
RomanceDerechos reservados de autor. Eva Smith y Jen Collins su mejor amiga inician un viaje a la captura de sus sueños. Encontrarán el trabajo ansiado, lograrán su crecimiento profesional y un poco de diversión al llegar al destino. Sólo que Eva lidiará...