Capítulo 11. La noche del evento.

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He descansado más de lo que imaginé en la tarde. Al abrir mis ojos la noche consumió al día. Reviso mi teléfono para estar segura del horario y tengo cinco llamadas perdidas de Jen. Puedo suponer su nivel de alteración. Milagro no ha derrumbado la puerta. Lo pienso y se me escapa una sonrisa. Necesitaba tener mi teléfono en silencio, por si acaso cierto animal llamado Cerbero decidía dirigirme la palabra. Rápidamente vi la hora son casi las nueve y no sé ni qué ponerme de los dos outfits que he elegido antes de la mudanza por si salía en la noche.

—Jen me va a despedazar. Mejor la llamo —un timbre y tuve que despegar el teléfono del oído los decibeles producidos por Jen cuando está molesta no es recomendable para el oído humano.

📞 Jen: ¡Qué demonios pasa contigo! Cinco llamadas y no contestas, la verdad estuve pensando lo peor. ¿Tienes un sueño profundo o pusistes el modo silencio? Bueno lo importante es que nos queda poco tiempo para que venga a buscarnos Marcos. Supongo que tu avance en arreglarte es cero. Aplica tus poderes de Flash. Tienes treinta minutos —su cabreo está al doscientos por ciento.

📞 Yo: Jen no te preocupes estaré listísima y por favor, pudieras no gritar tanto. Sólo faltó segundos para que me hicieras sangrar el oído —le digo con un sonrisa, que para mi suerte no puede ver.

📞 Jen: Mira Eva apúrate y llámame cuando hayas terminado —cuelga sin esperar mi respuesta.

—¡Que maleducada niveles Dioses! Jajajajaja

Voy directo a la ducha al terminar decido ponerme el conjunto negro de top brillante de espalda abierta con cuello desbocado y falda ajustada. Unas sandalias albaricoque con tacón delgado alto, que sujeta mis dedos con una banda de silicona fina y se ajusta al pie con una tira tobillera. Me pinto sencillo el rostro, no quisiera que el maquillaje se me corriera y parecer en la madrugada como la bruja de la escoba. Acomodo mi afro con una presilla grande al costado izquierdo para que me tapara un poco el rostro cuando caen mis rizos. Tomo mi monedero y llamo a Jen.

📞 Yo: Estoy lista.

📞 Jen: Ya era hora. Vamos que en este mismo instante terminé de hablar con Marcos y está esperando por nosotras en la entrada del hotel.

📞 Yo: De acuerdo estoy saliendo.

Cuelguo la llamada, me aplico un poco de perfume y salgo de la habitación. Cuando nos vimos, Jen y yo reímos.

—Siempre sexys —dijimos al unísono es como un mantra.

Jen lleva un vestido de lentejuelas negras de un solo hombro de manga larga y ceñido al cuerpo. Con unas botas negras minimalistas sin cordones de punta abierta. Salimos juntas al encuentro con Marcos, el cual luce muy apuesto hoy. Está entre dos aguas porque apareció Stefano también en su vida. Lo saludamos y ocupamos nuestros asientos en el jeep.

—Marcos nos podrías decir cómo se llama el lugar al que vamos —todavía no sé el nombre del lugar.

—Por supuesto Eva se llama Escopazzo —me dijo amablemente.

—Mejor ni intento pronunciar ese nombre porque estaríamos riendo toda la noche. Ay Marcos enséñanos italiano —digo con una sonrisa.

—No se preocupen arreglaremos ese problema, yo les voy a ayudar —se ve muy dispuesto y es genial.

—¿Es muy lejos? —pregunta Jen.

—Es cerca, no demoraremos mucho en llegar —le contestó rápidamente.

—Otra pregunta Marcos. ¿Vendrá tu amigo a conocer a Eva? —sin pelos en la lengua Jen. Es que no se aguanta un caramelo. En segundos quito la atención que le estoy prestando a las calles romanas y miro a Jen.

El poder de mi Universo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora