Capítulo 14. Primer día de trabajo.

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Antes de acostarme cierro la puerta y trato de descansar para el día de mañana. Tengo que dormir aunque mis pensamientos no me lo permitan. Me pongo una bata de dormir, cepillo mis dientes y me sumerjo entre las sábanas. Despierto con la insistencia del tono del celular. Cuando veo el teléfono son las siete de la mañana y es Marcelo llamando. Me muevo inmediatamente para contestar no puede haber fallas con eso.

📞 Eva: ¿Qué quieres? —le contesté cortante para que no se sintiera ganador.

📞 Marcelo: Debes estar lista a las ocho de la mañana. Te viene a buscar un taxi que te llevará directo al trabajo. Para desayunar prepárate lo que quieras. Nos vemos más tarde —me ha colgado el imbécil sin más.

—Ahora a este que bicho le picó si la que debe estar molesta soy yo por estar atascada aquí. De cualquier manera debo apurarme —suelto el teléfono en la cama y corro al baño.

En media hora estoy lista. Me pongo algo formal porque realmente ni sé cómo debe ser el vestuario allá. Un vestido de mangas largas negro ajustado y el largo por encima de las rodillas con unos botines cortos del mismo color. Al terminar de arreglarme aprovecho para llamar a Jen.

📞 Eva: Jen dime que estás lista para pasarte a recoger al flat.

📞 Jen: Eva ya yo estoy en camino a la agencia. Te espero cerca de la entrada para entrar juntas.

📞 Eva: Imagino que estás en el auto de Stefano por lo menos. Estás tan apresurada que conociéndote como lo hago sólo eso te puede suceder. Okay, nos vemos entonces allá.

Cuando llego al hall de la entrada de la casa vi una nota y unas llaves encima del papel.

—Estas serán tus llaves durante esta semana. Marcelo —tomo una bocanada de aire—. Me da sus llaves de la casa. Confirmado estoy viviendo con un lunático. Es que sin conocerme me da un juego de llaves. A quién se le ocurre algo así.

El desayuno pasa a un segundo plano agarro las llaves, la nota y salgo en busca del taxi. El chófer estaba esperando fuera de la casa.

—Buenos días señorita —dijo amablemente y abre la puerta del auto para que tomara asiento.

—Buenos días señor. ¿Usted ya sabe hacia dónde tiene que llevarme? —lo miro un poco sorprendida porque habló en inglés y no me lo esperaba.

—Sí. El señor Martelli me pidió que la acompañara en todo momento. Así que usted sólo tiene que decirme el destino —él muy sonriente y yo muy frustrada con la nueva situación de rehén en la que me puso el fastidioso Jeti.

—Sólo lléveme a la agencia —me siento en los asientos de atrás y la rabia me está consumiendo poco a poco.

Me deja en la entrada de la agencia y al bajarme busco a Jen. Nada más que nos vimos caminamos al encuentro. La abrazo como si no la hubiera visto en años.

—Nos contamos todo en cuanto tengamos un momento a solas. Espera un segundo déjame decirle algo al conductor —camino en dirección al taxi.

—Señor cuando lo necesite —pensé en llamarlo señor Martelli pero no— Marcelo lo llamará. Hasta entonces que tenga buen día —giro buscando a Jen. La agarro de la mano y entramos. Al entrar en aquel edificio nos dirigimos hasta la recepción.

—¡Buenos días! Ustedes deben ser Eva y Jen por las credenciales que tenemos acá. Por favor, tomen sus tarjetas de acceso y los solapines de identificación —recogimos nuestras nuevas pertenencias—. Diríjanse al elevador hasta el piso tres y entren a la oficina del señor Ricci en primer lugar. No tiene pérdida delante de cada local hay una identificación. Bienvenidas.

El poder de mi Universo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora