XXXIII

11 0 0
                                    

~ POV Arianna ~


–Papá, esta es tu habitación, ¿te gusta? –pronuncio con emoción mientras abro la puerta del cuarto que le he preparado en casa. Por suerte la casa que compró Eric para nosotros tiene muchas habitaciones y con la ayuda de Helena, hemos podido acomodar una con baño propio para mi padre.

–Hija, esto es demasiado.

Observo como se queda asombrado ante el tamaño de la habitación. Es cierto que la casa es bastante grande pero ya estoy acostumbrada a ella y nunca me había fijado en que es más de lo que una familia necesita.

–Quiero que tengas todas las comodidades del mundo y te sientas bien en esta casa –camino hacia el armario que cubría toda una pared y lo abro para que vea el espacio que tiene–. Puedes poner aquí todas tus camisas y abrigos, aunque aquí no hace el mismo frío que en Michigan, pero seguro que estarás igual de cómodo.

–Voy a echar mucho de menos Wayne y eso no lo podrás evitar, hija pero estoy muy feliz de estar en la gran ciudad y poder compartirlo contigo –noto como sonríe y aprecio las arrugas que se forman en su rostro.

Mi padre siempre ha sido un hombre alto, fuerte y bastante guapo. Curtido en el bosque y experto en supervivencia ya que de pequeños nos íbamos de acampada juntos con mis hermanos cuando no estaba sumido en el alcohol.

–No recordaba esa sonrisa tan bonita, papá.

–Eso es que has venido poco a ver a tu viejo padre pero este carcamal ya está aquí para molestarte y protegerte mucho –no puedo evitar sonreír mientras él se acerca con su pesada maleta hacia la cama que hay a un lado de la habitación–. Y lo primero será conocer a esa señorita que pasa por aquí de vez en cuando, porque a tu viejo padre no lo engañas.

–Papá... Helena tenía hoy una salida con sus mejores amigas.

–¿Me estás diciendo que no la voy a poder conocer? Ah, no. Llama ahora mismo a esa joven y dile que venga a presentarse como Dios manda. Primero su nombre, ocupación e intenciones con mi pequeña y luego veré si le permito tu mano.

Me quedo en silencio escuchando las palabras de mi padre y noto como él empieza a reírse de una forma descarada. Coloco mis manos en jarra y trato de replicar pero me acerco corriendo a él al ver como una tos algo grave sale de su garganta.

–¿Papá estás bien? –sujeto su pecho y afirma varias veces con la cabeza tapándose la mano la boca.

–Es sólo un pequeño ataque, hija. Uno ya es mayor y tiene achaques por todos los lados.

–Me preocupa esa tos...

–No es nada, hija. Y respecto a lo de esa chica, es una broma de tu padre. Dile que si quiere venir a cenar esta noche es bienvenida, si no, la conoceré en otro momento.

Afirmo en silencio porque no sé si realmente Helena quiere conocer a mi padre. Yo conocí a su madre y el entorno que la vincula a Suecia pero no era algo tan formal o al menos no lo sentí así. Ahora la presentaría como mi novia... Aunque no sé si lo hemos definido aún.

–Le diré si quiere venir pero va a estar ocupada, ya te lo he dicho –intento quitarle importancia al asunto y me acerco a la maleta de mi padre para abrirla y empezar a sacar cosas. Ha venido para quedarse un tiempo indefinido por lo tanto se ha traído casi toda la ropa que tenía en Michigan.

–Si esa joven quiere mi bendición, tiene que ganarse a su suegro, así que ella verá.

–Papá... Helena te encantará, ella es maravillosa y una gran profesional...

Adentrándome en tu vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora