XXXI

11 1 0
                                    

–¿Qué se van a casar? Me lo estás diciendo en serio? Me gusta la pareja que hacen Riley y Violet porque se ve que se quieren mucho –la voz de Arianna resuena a lo lejos de la habitación mientras me acomodo en su cama apoyando la espalda en el cabecero. Es una habitación bastante clásica pero bonita, con los muebles perfectos, detonando un estado de cuidado extremo. Se nota que Eric tenía bastante dinero y todo lo que compró para esta casa fue de calidad–. Debo reconocer que cuando conocí a Riley de más cerca me impresionó porque aquella noche que fui por primera vez al bar con Liz, la escuchaba y me parecía que estaba bastante mal de la cabeza... –sonrío ante ese comentario porque muy mal desencaminada no estaba la rubia ya que mi mejor amiga es de todo, menos cuerda–... pero después me pareció muy agradable y graciosa. Quizás no la persona indicada para mí pero sí una mujer en la que poner mi confianza.

Observo como vuelve a entrar a la habitación con una bandeja en las manos. Parece que hay varios platos sobre la superficie y va dando pequeños saltitos para ir más deprisa y que no se le caiga nada.

–Riley es una psicópata sin diagnosticar pero puedes confiar en ella –observo como sonríe y da un bote sobre la cama para quedar de rodillas con la bandeja en sus manos. Me fijo en que tan sólo lleva unas finas bragas y una camisa oscura cubriendo su cuerpo y no puedo evitar pensar en lo que ha pasado minutos atrás.

No me siento a gusto en su casa sabiendo que esta debería haber sido su habitación matrimonial, en la que dormir, hablar, reír, mantener relaciones maritales con Eric pero nunca llegaron a hacer nada de eso y tan sólo se convirtió en un fortín dónde ella se refugiaba de su cruel realidad.

–¿Crees que si se casan querrán que yo vaya a su boda? Aún no me conocen del todo y creo que les puede resultar violento decir directamente que no quieren invitarme. Entenderé que no lo hagan...

Aparto la bandeja de sus manos para dejarla sobre la mesilla que hay a mi derecha viendo ya de paso qué ha traído la rubia para coger energía. Con delicadeza, la muevo y apoyo su espalda contra el colchón para posar mi cuerpo sobre el suyo encajando mis piernas entre sus muslos. Intuyo que va a replicar algo pero sujeto una de sus manos para apoyarla en la almohada mientras que con la otra empiezo a acariciar la piel de su abdomen.

–¿Crees que les vas a incomodar? –pronuncio sin hacer caso de la rojez que ha empezado a hacerse notar en su rostro. Sigue siendo bastante vergonzosa conmigo y debo reconocer que tiene un cierto toque provocador–. Ellas me importan, yo les importo y si tú formas parte de mi vida, también lo harás en la vida de ellas –pronuncio sin preocupación mientras busco con mis labios el inicio de su cuello. Es una zona muy sensible para ella por eso rápidamente noto como empieza a temblar por los pequeños besos que voy dejando en la piel.

–Pero... Pero quizás crean que yo... Que yo no soy... No soy la indicada...

–No hay personas más indicadas que otras, tan sólo hay amor –muerdo con delicadeza carne de su cuello y noto como abre su boca señal de haber sentido esa sensación que tanto me gusta ver en ella. Beso esa zona y me acerco a su oído para soltar mi aliento y que me pueda escuchar de forma muy atenta–. Deja de preocuparte tanto en el ahora y vive el momento. Ellas te han invitado y te aceptan tal y como eres.

–Helena... Yo no... no quiero...

–Seguro que quieres tanto como yo todo esto–sonrío para mí misma enganchando con mis dientes el lóbulo de su oreja para mordisquearlo de manera lenta mientras noto como su piel se eriza bajo las yemas de mis dedos. Muevo esa mano de manera lenta hacia el inicio de su pubis para acariciar todo lo que abarcan mis finos dedos.

–No... Me refería a lo de ellas... No quiero...

–¿Entonces no quieres que siga? Muy bien –me aparto de golpe dejándola apoyada sobre la cama pero con una expresión de desconcierto. Me siento de nuevo donde estaba y busco la bandeja para coger un trozo de fruta que he visto antes y llevarlo a mi boca–. Hmmm, me encanta que me traigan el postre a la cama.

Adentrándome en tu vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora