XI

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Sigo pensando en todo lo que pasó el sábado y no me puedo quitar ese momento de mi cabeza. Sus dedos pasando por mi piel mientras iba dibujando formas irregulares usando el vino como si fuera pintura. Desde luego los artistas son excéntricos pero ella es única.

Pero el hecho de que prácticamente tocara todo mi cuerpo semidesnudo y me incitara que yo hiciera lo mismo, no es lo que más me perturba, hay algo que llevo desde ayer dándole vueltas y a es la actitud que tuvo cuando el marido apareció ante nosotras.

Se supone que debería estar de viaje y ella se había sentido libre de invitar a alguien a la casa mientras él no se enterara pero el plan le salió mal y al final regresó antes haciendo que su intento de rebeldía quedará anulado y creo que eso le ha podido generar graves problemas.

¿Se habrá puesto agresivo con ella? No me fijé mientras manchaba su cuerpo con el vino pero al ponerme a su lado, pude notar unas marchas en su cuello que quizás no sean nada pero me hacen ponerme en lo peor.

Su actitud fue totalmente la de una mujer que está siendo maltratada por otra persona. No importa si es hombre, mujer o persona externa que causa opresión sobre la mente su víctima y puede complementarlo con agresiones físicas además de las verbales. Para mí la peor violencia es la que no deja marcas visibles pero sí las provoca de manera interna.

Ya son demasiados señales las que ha mandado para dar a entender que está sumida en un infierno del cual no sabe cómo salir porque algo se lo impide. Cuando le dije que podía divorciarse reaccionó a la defensiva y cuando la he visto delante de su marido no puede evitar adoptar el rol sumiso otorgado por el miedo.

¿Por qué ser tan rebelde a sus espaldas si tiemblas por las consecuencias que te puede acarrear? Arianna Collins, voy a descubrir que te ata a ese hombre y romperé esa unión sea como sea.

–"Doctora Persson, le ha llamado la señora Hayes para intentar pedir una cita con usted. Se notaba aún más apagada y creo que necesita ayuda de verdad".

Desvío la mirada hacia el teléfono y suspiro para abrir mi agenda y comprobar si tengo algún hueco libre. Se supone que la "señora Collins" tiene asignado los lunes y jueves a las 17:30 pero no sé si hoy se pasará por mi consulta después de lo ocurrido en su casa.

Compruebo que tengo justo un hueco después de comer y presiono el botón de re-llamada para ponerme en contacto con mi secretaria.

–Campbell, dígale que venga después de comer. Puedo atenderla a las 16:00 y darle hora y media de sesión si lo desea. Siempre estoy para lo que ella necesite –escucho la respuesta a través del altavoz y me acomodo en mi silla para coger el café que estaba bebiendo y mirar hacia la pantalla donde mantenía abierto el archivo de la pareja Collins.

Sophie Hayes es una mujer que lleva unas semanas viniendo a sesión pero su problema es más complicado del que parece. Realmente la perturbación en su matrimonio se debe a la falta de consideración por el esposo al culparla de todo lo que lleva pasado.

Una mujer que ha sufrido tres abortos seguidos no puede ser culpada de asesinar a sus propios hijos y menos de dejarse ganar por una de las enfermedades mentales más complicadas que hay de tratar como es la depresión.

No es la primera vez que le digo que preferiría verla a solas para poder hablar con ella sin escuchar quejas y reproches por parte de su esposo. Entiendo que vea como su mujer se deja sumir en un mar de tristeza que arruina tu vida y que lo único que acepta para mantenerse en pie es una botella de licor pero la culpa no es la solución y menos provocará un cambio positivo en ella.

Miro mi reloj y observo que ya es hora de ir a coger algo de comer. He salido esta mañana de casa y ni si quiera me acordé de echar la comida al bolso.

Adentrándome en tu vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora