Capitulo 20.

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Capítulo 20:

James

Me encuentro camino a mi empresa, y no puedo evitar repasar en mi mente la noche anterior. Fue una locura con Tamara, y la forma en que se atreve a desafiar peligros, como se veía sobre aquella moto, lo hermosa que estaba me hace sonreír. Sé que busca llamar mi atención, y anoche, en ese sofá, casi cedo a sus encantos. No quiero que esté con Jackson, haré todo lo posible para evitar que ese tipo le haga daño.

Mi chofer se detiene frente al imponente edificio que alberga mi despacho, y tras bajar del vehículo, camino hacia adentro sin prestar atención a nadie. Subo al ascensor, y una vez en la planta deseada, mi recepcionista me entrega unos archivos antes de que entre en mi despacho. Al abrir la puerta, me llevo una sorpresa.

-¿Me extrañaste? -Dominique pronuncia esas palabras con una sonrisa, invitándome a un abrazo.

No puedo contener mi alegría y respondo con una sonrisa contagiosa mientras me acerco rápidamente a mi hermano mayor, después de tantos meses sin vernos.

-Hermano. - lo abrazo con fuerza, siento que este reencuentro es emocionalmente significativo para ambos.

-¿Cómo estás? -pregunta Dominique mientras nos separamos un poco, y yo paso la mano por mi característico cabello marrón.

-Bien, ¿y tú, cabrón? -respondo con una sonrisa. -¿Qué te trae de vuelta a la ciudad?

-Llegamos ayer, Lisa y yo. -Dominique menciona a su esposa con un rostro lleno de felicidad. -Lisa conoció a Paulo, gracias a ti. -Se refiere a su hijo, Paulo, y al esfuerzo secreto que hice para reunir a Dominique con él en Madrid, España. Esa labor valió la pena.

-Me alegra escuchar eso, Dom. -Le digo sinceramente con una gran sonrisa. -¿Y cómo está el mejor sobrino del mundo? -Agrego con entusiasmo.

-Está creciendo rápido y es muy inteligente. -Dominique comparte su sonrisa. -Le hablé de ti. -Destaca la influencia positiva que tengo en la vida de mi sobrino.

-Estoy realmente feliz, Dom. -Expreso gratamente conmovido por el impacto que tengo en la vida de mi familia.

-¿Y Adal? -Pregunta Dominique, visiblemente preocupado.

-Papá lo envió a un instituto militar en Rusia. -Respondo con tristeza. -Hice todo lo posible por sacarlo de allí, pero no lo logré. Aún así no me rendiré hasta sacarlo...

-Joder, Richard se ha vuelto loco. -Dominique niega con la cabeza.

-Lo sé. -Murmuro con furia contenida. -Quiero que Adal tenga una vida normal, que sea quien es.

-Has hecho todo lo que has podido, James. Adal lo sabe y siempre te estará agradecido.

Ambos caemos en un silencio momentáneo hasta que Dominique decide hablar.

-Y tú, ¿cómo estás? ¿Qué son esos golpes? -Pregunta, arqueando una ceja.

-Nada importante, estoy bien. Ya sabes, mucho trabajo. -Intento evadir el tema.

-No te destruyas por Richard, Jaime. -Dom murmura con preocupación.

-No lo haré. -Miento.

-¿Cómo está Catherine? -Pregunta Dominique, conociendo el trasfondo de esa historia.

-Funcionando, me ha aguantado lo suficiente.

-No seas tan duro con ella. Está en la misma situación que tú. Está ahí por obligación.

-Lo sé, es solo que a veces soy un cabrón -admito, una confesión sincera de mis propias fallas.

Dominique sonríe comprensivamente, como si hubiera escuchado esta declaración en innumerables ocasiones.

-Sí, sueles serlo, pero al final vales la pena. -Dominique inhala profundamente, preparándose para una pregunta que sabe que es importante-. ¿Y Tamara?

Es evidente que le he hablado de Tamara antes, él comprende que ella es el verdadero amor de mi vida.

Rodando los ojos, no puedo evitar bromear.

-Es terca y testaruda -admito-. Un verdadero dolor de trasero. -Aunque critico, no puedo evitar sonreír, recordando sus travesuras y su fortaleza-. Justo como te gustan -añado, riendo.

Dominique y yo compartimos una risa por mi descripción peculiar de Tamara.

-¿Fuiste a ver a mamá?

Dominique se levanta de la silla y se prepara para marcharse.

-Vine a verte primero, ahora iré a verla. -Nos despedimos con un abrazo.

Antes de salir, Dominique se gira hacia mí, su mirada llena de afecto fraternal.

-Cuídate, hermano. Si necesitas algo, no dudes en decírmelo. -Me regala una sonrisa amable y se retira.

-Lo tendré en cuenta. Cuídate tú también y dale un abrazo a Lisa y a Paulo de mi parte.

Dominique asiente con gratitud y abandona mi oficina, dejándome a solas con mis pensamientos. Con un suspiro, me acerco a la ventana y observo el bullicio de la ciudad. A pesar de los golpes que la vida me ha dado, sé que tengo personas como Dominique, Adal, Damien y Tamara en mi vida, y eso me brinda un motivo para seguir adelante.

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MC | Sr. Stone, Recuperado por ti. (18+) María Del Mar, [EN PROCESO, PARTE II.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora