Capítulo 13

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—No podíais haber destacado más, ¿verdad? —Les reprocho cuando nos dejan salir

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—No podíais haber destacado más, ¿verdad? —Les reprocho cuando nos dejan salir.

Emma y Carlos se miran.

—Ha sido culpa suya. —Señalan al otro.

—Os comportáis como niños pequeños. —Resopla Álvaro.

—Bueno, tú no eres el más indicado para hablar. Tú hiciste que empezara la guerra de comida. —Blas empieza a recriminar.

—No fue culpa mía que ella me tirara un helado a la cabeza.

—Quizá te lo tirara, Álvaro, pero empezó Carlos. —Emma se defiende.

—Yo no quería, lo juro. Que iba a saber yo que tú venías hacia mí.

—Sé que tienes poca cosa en el cerebro, pero piensa un poco. Si he ido a por la comida, lo normal es que vaya a la mesa.

—Vale, tranquila. No me pegues.

—Eso debería hacer —susurra.

Quien nos vea por la calle se habrá quedado extrañado. Excepto Dani y yo, todos van hasta los huesos de comida.

—Pues yo me voy a mi casa. Tengo que ducharme para la fiesta de esta noche.

Tras despedirse, Isa se marcha. Se van marchando todos hasta que quedamos Blas, Álvaro, Emma y yo. Nos dirigimos a la casa de los mellizos para cambiarnos.

Emma y yo vamos calladas mientras escuchamos en silencio la conversación entre su hermano y Álvaro.

—La fiesta estará genial, para ser de la imbécil de Elena.

—Yo no voy a ir. —Hablo por primera vez.

Se me quedan mirando como si tuviera algo en la cara.

—¿Qué? No quiero ir. Llevo una semana de atraso en lo que hemos dado en clase.

—No puedes faltar. Será divertido... —Álvaro trata de convencerme.

—Sí... Nos lo pasaremos bien, todos juntos. —Emma lo intenta también.

—Ya lo sé, pero es que no tengo ganas.

—¿Es por Dani? —Los tres me miran con lástima.

—¡No! Ya os he dicho que pienso estudiar esta noche. Voy atrasada.

—No, no. Tú vienes como que me llamo Álvaro.

—¡Qué no quiero!

—Decidido. Te vienes.

Pongo morros, pero sé que no servirá de nada. Son mis amigos, y las personas más cabezotas del mundo. Aunque no quiera, acabaré yendo obligada.

Entramos en el edificio de los mellizos. En menos de un minuto estamos arriba, abriendo la puerta del piso. Blas, que es el que abre, se queda callado al entrar. Nosotros no tardamos mucho en descubrir sus motivos.

Nuestro pequeño mundo(NPM#1)-TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora