Capítulo 16

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Me miro al espejo

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Me miro al espejo. Voy casi como siempre, salvo porque me suelto el pelo. Y me pongo ropa más femenina, todo sea dicho.

No me hace ni pizca de ilusión conocer a la novia de mi padre. Será igual que el resto, imbécil e interesada en el dinero de su empresa. Sé que a Emma tampoco le hace gracia. Creo que no debería haberla arrastrado. Estaba tan a gusto con Álvaro...

Escucho el timbre. Mierda, ha venido. Esperaba que huyera a la hora de conocer a la hija de su novio, como todas. Por lo visto, tendré que conocerla.

—¡Voy yo! —grita mi padre. Claro... como yo iba directa a abrir...

Salgo de mi habitación. Emma me avisa que saldrá enseguida. Me cruzo de brazos, adoptando mi pose más difícil. Salir con mi padre no sale barato.

—¡Madeleine, cariño! —Casi se me olvida que es medio francesa. ¡Hou là là!

—Fernando, querido —responde con voz de pija.

—Debo presentarte a mi hija. Madeleine, ella es mi hija María. María, ella es Madeleine, mi nueva novia.

—Encantada, Madeleine. —Intento ser amable. Eso antes de matarla. 

—¡Hola! Estaba deseando conocerte. Quiero que conozcas a mi hija. Sois de la misma edad. Seguro que os llevaréis bien.

¿Una hija? ¡Ay, qué gracioso! Me río de los nervios.

—Mamá, ya estoy aquí. Siento el retraso, es que... ¿Qué haces tú aquí? —chilla cual urraca al reconocerme.

—La pregunta es, ¿qué haces en mi casa?

—¡Espera! ¿Es tu casa? —Asiento—. ¡Mamá! ¡Eres la novia del padre de esta!

Y entonces caigo. Es su hija. Llegó hace poco a la ciudad. Tiene ese aire pijo de su madre. ¡Es su hija!

—¡Ya estoy! —grita Emma con fingida alegría. Viene pegando saltitos al salón, hasta que ve a Paula—. ¿Qué hace ella aquí?

—Es la hija de la novia de mi padre.

—Joder, tía. Justamente ella tenía que ser.

—¿Pero qué sucede? Paula no es mala chica —repone mi padre. Já. Que gracioso.

—Con perdón, señor Navarro, pero Paula está con el grupito de amigas que se meten con tu hija.

—¿En serio? ¿Eres amiga de Sofía?

—Sí, señor.

—¡Paula! Ya te puedes estar alejando de esas niñas que hacen daño a esta cosa tan bonita. Es tu hermanastra ahora, y debes cuidar de ella. —Me pellizca los mofletes. Se cree que va a poder ablandarme...

—Bueno, pues vamos a comer. —Mi padre elimina la tensión con la comida. Como siempre.

Todo transcurre con tranquilidad hasta que se les ocurre hablar sobre nuestro futuro. Ahí empiezan a liarla.

—¿Y, María, qué te gustaría ser de mayor?

—Bueno —me limpio con la servilleta—, he pensado en hacer medicina y especializarme en pediatría.

—Oh, pero eso está muy bien. Aunque se necesita una nota muy alta.

—Por eso no hay que preocuparse, mujer. Mi niña tiene la mejor media de su curso. Optará a lo que ella quiera.

—¡Qué suerte tienes con una chica tan inteligente!

—¿Y tu hija, Madeleine? ¿Qué quiere hacer?

—A mí me gustaría hacer algo relacionado con cine o con música. No estoy segura.

—Oh, eso está bastante bien.

—Si bueno... Yo siempre he pensado que mi hija será una triple amenaza. Cantará, actuará y bailará. ¡Como Selena Gómez! —Menea las manos con visible emoción.

—Es genial —murmuro.

—¿Y tú, Emma?

—¿Eh? —La aludida se sorprende. Estaba más concentrada con la comida.

—¿Qué te gustaría hacer con tu vida una vez acabe el instituto? Supongo que irás a la universidad.

—La verdad es que no me interesa. No me gusta ninguna carrera, y yo ya sé lo que quiero para mí.

—¿No me digas? ¿Y qué quieres? —Su repentino interés me da repelús.

—Querría ser voluntaria en alguna ONG de África. Ayudar a la gente que tiene problemas y esas cosas.

—¡Vaya! Es muy bonito, querida. —La conversación es entre ellas dos—. Tus padres deben estar muy orgullosos.

Os juro que casi me atraganto con lo que llevo en la boca. Bebo un poco de agua. Emma se ha quedado pálida. Al igual que mi padre.

—¿Qué sucede? ¿He dicho algo malo?

—Emma es huérfana. —Suelta mi padre. Olé.

—Oh. —Es lo único capaz de decir—. Emma, lo siento muchísimo. No lo sabía.

—No importa —susurra.

—Si no es mucho atrevimiento, ¿con quién vives?

—Vivo con mi tía y mi hermano mayor.

—Pero ella pasa mucho tiempo en casa, con mi hija. Son casi hermanas, así que yo también la considero una hija.

Y ese es mi padre tratando de arreglar la situación. Admirable, de verdad que sí.

—¿Os habéis fijado el buen tiempo que está haciendo esta semana?

De verdad que la habilidad para cambiar de tema de esta mujer es impresionante.

Mientras los adultos se la pasan hablando de estupideces toda la tarde, me fijo en la cara de malévola de Paula. ¿Qué hará con el móvil todo el rato?

Cuando se marchan, mi padre se va a su siguiente intento de preparar la cena. Yo me pongo mi pijama y cojo la tablet. Voy a ver la revista online del instituto. Es divertida.

Aún están las imágenes de las más guapas del instituto. Pero eso no es lo que más me llama la atención.

En grande, hay puesto: ¿CHICA POPULAR O HUÉRFANA DESAMPARADA?

Lo abro con rapidez. Me puedo imaginar de qué va.

Una de las consideradas más populares del instituto no es quien dice ser. Todos hemos conocido a Emma Cantó como la chica tierna y simpática sin ningún tipo de problema.

Pues bien, según fuentes externas, Emma Cantó es huérfana. Si señores, como lo estáis leyendo.

Según parece, sus padres murieron el día de su octavo cumpleaños en un accidente de tráfico. Esa es la razón real por la que ella y su hermano se mudaron a Madrid. Para vivir con su tía, la cual creíamos todos que era su madre.

Seguiremos informando.

Mierda...

Nuestro pequeño mundo(NPM#1)-TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora