Capítulo 32-María

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De fondo se escucha el tic-tac del despertador. Hace un buen rato que estoy despierta, pero estoy relajada.

La oscuridad reina en mi habitación. Respiro con suavidad, adoro relajarme cada segundo del día de mi cumpleaños. Sí, hoy es 15 de enero.

Escucho unos pasos. Supongo que será mi padre, marchándose al trabajo. Se abre y se cierra una puerta, sí, se ha marchado.

Pero sigo oyendo los pasos, que se acercan a la habitación. Cojo un trofeo puntiagudo de mi mesilla y me acuesto.

Alguien entra a la habitación sigilosamente. Me hago la dormida, así que no sé quién es. Se va acercando...

Me acaricia la espalda y noto su aliento en mi nuca. Se acabó.

—¡Aaaaah...!

Estoy a punto de darle, pero lo esquiva y me habla como si estuviera loca.

—¿Pero qué haces subnormal?

—¿Emma?

—Sí...—me lo dice con voz obvia.

Enciende la luz. Ups... Es ella en serio. Me mira mal, mira el trofeo con el que casi le pego y me vuelve a mirar.

—¿Qué pretendías? ¿Asesinarme? ¿Estás loca?

—¿Perdón? Aquí has sido tú la que me has asustado. Creía que había entrado alguien, joder.

—Pues claro que he entrado. Tengo las llaves de tu casa desde hace años.

—Oh...

—Sí, oh. Vengo a prepararte un desayuno especial para tu cumple y a pasar la mañana contigo y tú me pegas. Eso es una amiga—se hace la ofendida.

—Perdón, Em... Es que me has asustado y no sabía quien era...

—Tranquila, sabes que voy en broma. Pero si me lo repites de mato, lo juro.

—No quiero volver a repetir esto. No lo hagas nunca más.

—Está bien. Y ahora vayamos a por ese desayuno.

Reímos y nos levantamos. Desayunamos tortitas con sirope de chocolate junto a la estufa. Humm... Amo el invierno.

—Así que... Ya tienes diecisiete. Esto no puede ser...

—¿Qué culpa tengo yo de ser la mayor del grupo?

—Ninguna, mujer, pero yo soy muy pequeña... Sólo tengo dieciséis...

—Ya cumplirás los diecisiete y te mataré del susto para que aprendas.

—¡Ni se te ocurra, bicha!

Me río. Menudas desastres estamos hechas...

Pasamos la mañana hablando de muchas cosas, viendo pelis y haciendo el tonto. Necesitaba un día con ella.

Ya en la comida, degustamos un delicioso helado de chocolate cuando llaman al timbre.

—Um, voy yo—se levanta con la boca llena.

No sé por qué me da la sensación de que sabe quien es. Quizá porque salta como las locas mientras va a la puerta.

Es Álvaro. Empiezan a hablar por lo bajo, no entiendo casi nada, sólo un par de cosas...

—Me toca, peque.

—Ya sabes. Tenla muy entretenida.

¿Qué? No entiendo nada.

Tras decirle algo más que no escucho se besan, demasiado fogosos para mi gusto.

—Ejem, ejem... No comáis delante de los pobres.

Nuestro pequeño mundo(NPM#1)-TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora