Capítulo 29-María

165 13 0
                                    

—¿Cuánto queda para que vengan?

—A este paso, celebraremos el año nuevo en agosto.

Resoplo, enfadada. Odio esperar, y para una vez que quiero ir, ellos tardan tres años.

Escuchamos el ascensor, pero sólo son David y Blas. Por favor, que por lo menos traigan noticias...

—¿Cómo van?

—Yo es que no puedo tío. Tengo que pensar mal.

—Gracias por pasar de mi cara.

—Perdona, María. Es que estábamos comentando una cosa.

—¿Sobre qué tienes que pensar mal?—Isa se extraña.

—Buf... Creo que Álvaro se ha tirado a mi hermana.

—¿Y?—a ella no parece importarle.

—¿Cómo estás tan seguro?

—Pues mira: En primer lugar, todos habéis escuchado el audio en el que Álvaro dice: "lo que me estás haciendo". Después, se estaban duchando juntos. Ninguna pareja que se duche junta deja de hacerlo.

—¿Has terminado, Sherlock?

—¡No! Ahora viene lo peor... Cuando Emma ha salido del baño solo con una toalla, ha cogido de su maleta una caja de condones.

—Bueno, tío. No estamos seguros de que sea una caja de condones.

—¡Pero si está clarísimo! ¿Qué otra caja van a necesitar en un baño?

—La verdad es que ahora mismo no caigo.

—Yo no lo veo tan claro. No creo que se hayan acostado. Pienso que estamos sacando algo de contexto.

—Querida María... Madura un poco, por Dios—esa es Clara—. Son un par de adolescentes hormonados que hemos dejado solos en una habitación. Es normal que pasen estas cosas.

—Pues yo voy a cotillearles.

—¿Cómo pretendes hacer eso?—Dani habla por primera vez.

—Con un micro que le escondí en el móvil. ¡Es infalible!

—Joder, Blas. Esto ya es pasarse. Ya no eres sobreprotector, ya eres un pesado. No es tan pequeña. Tú perdiste la virginidad a los catorce años. Ella tiene dieciséis.

—¡No es lo mismo! Ella es una niña.

—No, no lo es. Es mucho más madura que cualquiera de vosotros. No merece que la espíes.

Pero Blas hace caso omiso a las chicas y conecta un altavoz para escuchar lo que ellos digan.

—¡Ve llamando al ascensor!—ese es Álvaro.

Escuchamos a alguien corriendo. Debe ser Emma, con el móvil en el bolso.

—Ya está—dice con alegría.

—Toma—se escuchan unas llaves—, te las quedas tú. No las pierdas, por favor.

—Tranquilo, no lo haré.

Escuchamos el sonido del ascensor. Aunque sepamos que está mal, da mucha curiosidad saber lo que dicen.

—Nos van a matar por llegar tarde. Sobre todo María. Ya la conoces.

—Pues entonces le cuentas tú lo que ha pasado.

—¿Yo? Sí, hombre. Eso se queda entre nosotros, no hace falta que lo sepan todos.

Nuestro pequeño mundo(NPM#1)-TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora