3 | Parque de diversiones

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(Maratón 1/2)

Estaba almorzando con mis papás cuando recibí un mensaje de Xavier sobre nuestra "clase" de barista, decidí pararme de la mesa para ir a verlo. Mis papás inmediatamente dijeron:

—Marcís, ¿para dónde vas? —Ya empezaba a enojarse como siempre— No te pares de la mesa hasta terminar —dice enojado.

—Es del trabajo, debo verlo.

—Siempre es lo mismo contigo.

—Es importante.

El mensaje decía:

Xavier: Marcís, nos vemos hoy a las 2:00 pm. Lorena nos dejó venir. Te espero. Adiós.

Al leer el mensaje, respondí:

Marcís: Hola, ok.

Volví a la mesa rápidamente. Mis papás estaban algo enojados.

—Esperamos que esto no se vuelva a repetir, Marcís.

—Sí, sí.

—Es una falta de respeto hacer eso. ¿O es que no merecemos respeto? —dice mi mamá.

—¿Puedes dejar de ser tan exagerada, mamá?

—Respeta a tu mamá.

—Se me quitó el hambre, adiós.

—Vete como siempre lo haces. — Dicen enojados.

—Esto es una exageración. Siempre es lo mismo.

Subí a mi habitación. Estaba muy enojado. Cada vez eran más seguidas las peleas con mis papás.

La hora de la clase había llegado. Salí para el bar con una gran disposición para aprender a hacer cosas nuevas y así deleitar a los clientes, por otra cosa que no fuera mi belleza.

—Hola, Xavier. — dije con una gran sonrisa— Estoy dispuesto a aprender.

—Hola, Mar. Me alegra que quieras aprender. ¿Aprendes rápido? —exclamó soltando una pequeña carcajada.

—Eso creo.

—Manos a la obra. Sígueme.

Lo seguí a una bodega oscura. Allí habían refrigeradores en donde guardaban los licores.

—¿Qué hacemos aquí?

—Buscar los licores, ¿no crees? —expresó de forma sarcástica.

—Pues... Supongo.

—Sí, tonto.

—¿Qué cóctel haremos primero? ¿Podemos hacer un Martini? Es mi favorito y no sé cómo hacerlo.

—Es muy sencillo. Ya verás.

—Qué bien. No me gustan las cosas difíciles. —Comenté bromeando.

—Espero que lo digas de broma. Hay muchos cócteles que son todo un reto.

—Fue broma.

—Ok, empecemos.

—Eso estaba esperando.

—Primero te mostraré los lugares de cada licor.

Abrió uno de los muchos refrigeradores y empezó a mostrarlos. Eran demasiados. El paraíso de todo alcohólico.

—Por aquí está la ginebra, el vodka, el vino...

¿Era posible aprenderse todo eso? Mis clientes iban a tener que esperar una eternidad.

Bajo las Luces del Club: Luces 1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora