22 | Boletos

17 2 0
                                    

22

Habían pasado dos meses desde el viaje a Italia. Hoy salían a la venta los boletos para el concierto de Lana del Rey, por lo que me desperté a las seis de la mañana. Tenía que comprarle como fuera a Karina.

Fui por mi computadora y la llevé a la habitación. En la habitación, entré a la página web y solo quedaba esperar a que la habilitaran. En ese momento ya había varias personas esperando su turno en la fila virtual, lo cual hizo que mis nervios aumentaran demasiado. Conseguir un boleto para una artista tan grande era todo un desafío, pero yo debía conseguir ese boleto como fuera. Lana era la cantante favorita de mi novia y sé que ese regalo la iba a hacer muy feliz.

Cuando llegó mi turno, procedí a seleccionar el número de boletos y la localidad en la que los quería, pero cuando fui a pagar, apareció el mensaje que no quería que apareciera: Boletos agotados.

—¡MALDITA SEA!

Estuve pensando qué hacer y solo se me ocurrió una cosa... arriesgarme y comprarle a un revendedor. No me gustaba mucho la idea, pero por Karina iba a hacer cualquier cosa.

Procedí a entrar a Instagram para buscar, pero al ver que me estaban llegando muchas notificaciones, decidí revisarlas. Para mi sorpresa, era Karina contándome que no había conseguido boletos.

Karina: ¡Amor!

Karina: ¡No pude conseguir los boletos para Lana!

Karina: Ay no sé qué hacer. La he querido ver hace mucho.

Tenía que seguir fingiendo que no sabía nada.

Marcís: ¿Lana iba a hacer concierto?

Karina: Sí.

Marcís: Ay, amor. Creo que es mejor que esperes otra fecha o esperar si habrá más fechas. No compres con revendedores.

Le digo que no compre con revendedores y yo voy a comprar con uno. Qué irónico.

Karina: Sí, amor. Creo que es lo mejor.

Le envié un sticker y ahí terminó nuestra conversación.

Luego, entré a Instagram y vi un post de una chica llamada Samantha Miller que estaba vendiendo dos boletos para un palco. Se veía bastante confiable, por lo que decidí escribirle:

Marcís: Hola. Vi tu post y la verdad es que me encantaría comprar los boletos para el concierto. ¿Podrías darme el precio?

Dejé el mensaje ahí y me fui a hacer mi desayuno porque me había dado bastante hambre.

Unos minutos después, terminé de desayunar y volví a mi habitación para ver si ya había respondido y efectivamente ya lo había hecho:

Samantha: Hola, sí dale. Mira es un palco de cuatro, vamos mi novio y yo, está hasta el frente, o sea que tiene buena vista. Me costó 800 dólares. ¿Estás interesado?

Marcís: Sí, estoy interesado.

Samantha: Oh perfecto, entonces te envío los boletos por correo y tú me envías el dinero a mi cuenta bancaria. Serían 400 dólares. Cuando hagas la transferencia me envías un screenshot.

Marcís: ¿Podrías darme la cuenta para poder transferir?

Ella la envió inmediatamente.

Salí de Instagram y entré a la aplicación del banco, me dirigí al apartado de «transferencias». Lo pensé por varios minutos y lo hice, aunque todavía tenía bastantes nervios. Solo esperaba que no fuera una estafa.

Bajo las Luces del Club: Luces 1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora