Sentada en la cama del hotel, Susie me limpia las lágrimas, me hace beber un poco de agua y acaricia mi mejilla.
-No es sano -dice-. Es horrible lo que viste, le puede hacer daño a tu bebé.
-Susie -la miro-. No lo entiendo, no comprendo nada.
-Mira, siento que está bajo una presión muy grande que no tiene salida, pero quiere que estés a su lado -me mira-. Te ama, de eso no lo dudo, pero debes alejarte.
-Estoy embarazada, Susie -digo.
-Dime, ¿sabes cuánto tiempo debes soportar así?
Sacudo la cabeza. Alguien toca la puerta.
-Por favor, déjame explicártelo -dice Charles tras la puerta-. Por favor.
-Dile que se vaya -dice Susie-. No es justo.
Abro la puerta, Charles entra y al ver a Susie frunze el ceño.
-Te lo puedo explicar -dice.
-Charles, estás embarazada, es mejor que te vayas -dice Susie-. El estrés es malo para el embarazo.
-Por favor, escúchame -dice desesperado-. Sabes que yo...
-Charles -mi voz es ronca-. Siempre es lo mismo, esto no tiene fin.
-Sí, sí lo tiene -me ruega.
-Charles -dice Susie-. Es mejor que te vayas, busques una buena excusa y regreses cuando se sienta mejor.
-Susie, te respeto mucho, pero esto es un asunto personal.
-Un asunto personal que afecta su trabajo, su ambiente y a su bebé -dice Susie molesta-. ¿Te has puesto a pensar en eso?
Charles me mira con los ojos llorosos.
-Volveré para hablar contigo -dice-. No pienses que eso fue verdad.
Susie rueda los ojos, Charles se acerca a mí, pero doy un paso hacia atrás. Sale por la puerta. Susie se levanta.
-Iré por algo para que te calmes, ¿sí?
-Tómate un baño y luego habla con él.
Hago lo que Susie me pide, me trae unas pastillas para calmarme y me deja recostarme un rato.
-Debo ir a mi habitación, pero vendré más tarde, hablaré con Toto por lo de la cena -dice-. Le diré al personal que te suban la cena.
Asiento, Susie me mira con cariño, como cuando una madre quiere cuidarte.
-Gracias, Susie.
Cuando Susie se va, marco el número de Frank. Unos minutos después llega a mi habitación y al verme me envuelve en sus brazos.
-Oh, cariño -dice-. No puede ser verdad.
-Frank, estoy muy cansada -digo-. No ha cambiado nada.
Frank me limpia las lágrimas.
-Debes alejarte de él -dice-. Al menos hasta que se encuentre una solución.
-No lo sé -digo-. Me duele demasiado.
Frank se acurruca conmigo mientras me acaricia el cabello. Unos minutos después, a regañadientes, me hace comer.
-¿Me puedo quedar aquí contigo si quieres?
Alguien toca la puerta, es Charles. Frank abre la puerta, lo mira con odio.
-Estaré en el pasillo -dice.
Charles entra y camina hacia donde estoy en la cama. Aún lleva el sweater de Ferrari y un pantalón rojo, se quita la gorra y se sienta en la cama.
-Me besó -dice-. Jamás la besaría.
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250 Km Charles Leclerc y Tu
RomanceTu, una periodista apasionada por el automovilismo, recibe una emocionante oportunidad profesional al ser asignada para trabajar con la prestigiosa escudería Ferrari en una revista especializada. Con gran entusiasmo, se sumerge en el fascinante mund...