II. Capitulo 10

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Cuando abro la puerta, Charles se despierta. Tiene el cabello desordenado.

-Buenos días, princesa -dice- ¿Cómo amaneces?

Le paso a su lado y me dirijo a la cocina. Me asomo por la ventana y veo mi Mercedes, sonrío.

-¿No me vas a hablar?

-Charles, ¿por qué la tocara así?

Suspira.

-Tenía miedo de que te disparara -dice- Mucho miedo, no la amo.

Me toma la cara con las manos y me llena de besos.

-No quiero que te pase nada, ni a ti ni a él -me abraza-. Perdóname, solo estaba haciendo lo posible.

-Tienes que hacer algo, Charles.

-Lo sé, mi amor -me atrae hacia él-. Sabes, creo que ayer dejamos algo pendiente.

-Es muy temprano -digo-. No me he lavado los dientes, aparte estoy molesta contigo.

-¿Así que prefieres en el baño?

Sonríe, me acaricia la mejilla.

-Tengo una reunión por Skype, pero espérame arriba.

-¿Demorarás?

Sonríe.

-No mucho.

Estar enojada con Charles era imposible, a pesar de que sentía mucha inconformidad con lo de Dafne. Charles intentaba protegerme. Unos minutos después, estoy secándome el cabello cuando envuelve sus manos por detrás de mi cintura. Me toca el vientre.

-¿Será piloto?

-Probablemente -digo.

Me gira y alza las cejas al ver mi bata. La desabrocha y me la quita. Sus ojos verdes bajan por todo mi cuerpo.

-Eres hermosa -dice-. Solo mía.

Me pasa su dedo por los labios, pone una mano en mi cintura y me atrae hacia él.

-¿Prefieres aquí o en la isla de la cocina?

-Mejor aquí -digo.

Charles acaricia mi mejilla, se desviste y se acuesta en la cama. Pone la mano sobre su cabeza y sonríe.

-Soy todo tuyo.

-¿Seguro?

Muerta de deseo, me subo encima de él y acaricio su miembro. Cuando lo toco, su expresión se vuelve tan excitante que no quiero que esa imagen se borre de mi cabeza.

-Mételo a tu boca.

Cuando lo meto en mi boca, Charles empieza a gemir de placer. Se retuerce debajo de mí y me mueve la cabeza para que entre más.

-Ah, gime. No pares.

Paro y sonríe, me subo encima de él y su miembro entra en mí. Mientras entra, Charles me acaricia la espalda, alza su pelvis y cuando está dentro de mí, cierra los ojos.

-No te muevas -dice, alza más la pelvis y empieza a envestirme.

Me llevo las manos a la boca.

-Grita, nadie te va a escuchar.

Dejo caer mi cabeza hacia atrás y gimo para él. En un rápido movimiento, está encima de mí. Se acerca a mí y me toma la cara con las manos.

-Así me gusta tenerte -dice-. Toda para mí.

-Charles -gimo.

Se mete uno de mis pezones en la boca, mientras me enviste, me toca la cara con las manos.

250 Km Charles Leclerc y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora